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Sacerdote de la comunión en la mano
Evangelio dominical | Foto: Getty Images

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La cruz como signo del seguimiento de Jesús

El seguimiento a Jesús se hace en libertad, la libertad que nos da la cruz, la que rompe cadenas y yugos que nos impone el mundo, de ahí que no podemos sobreponer nuestros intereses, ese sería el negarse a sí mismo.

3 de septiembre de 2023 Por: Arquidiócesis de Cali

Por: presbítero Héctor Fabio Fernández O., delegado de Comunicaciones Arquidiócesis de Cali

El domingo pasado, ante la pregunta directa que Jesús le hace a los discípulos, “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro le contestó: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. A lo que Jesús alaba la respuesta de Simón Pedro. Tenemos la responsabilidad de poder responder hoy quién es Jesús para nosotros y de esa manera poder ver y mostrar el rostro del Señor en mi prójimo y nosotros mismos.

En este domingo, Jesús continúa hablándole a los discípulos y les dice lo que va a pasar en Jerusalén, lo que tendrá que sufrir y el paso por la muerte para llegar a la resurrección, algo incomprensible para aquellos hombres que están empezando a poner todas sus esperanzas, en el que van considerando es el Mesías.

Por eso Pedro intenta de disuadir a Jesús de no ir a aquel lugar, la respuesta del Señor no se deja esperar “Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Ponte detrás de mí, ¡Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios»”.

Quizás es lo mismo lo que nos pasa en estos tiempos, por un lado, decimos creer y seguir a Jesús, pero por otro lado, con nuestras actitudes y acciones, terminamos convirtiéndonos en piedra de tropiezo en el proyecto de Dios, es decir en la construcción del Reino.

El ser satanás, es precisamente ser opositor; por eso enseguida se nos dice, “entonces, dijo a los discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga”.

Por eso, el seguimiento a Jesús se hace en libertad, la libertad que nos da la cruz, la que rompe cadenas y yugos que nos impone el mundo, de ahí que no podemos sobreponer nuestros intereses, ese sería el negarse a sí mismo.

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