El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Escribir en Cali

Dentro del renacer cultural de Cali, se destaca la creación de muchos talleres de escritura, espacios claves no solo por lo literario sino también como centros de pensamiento de amplio espectro.

23 de enero de 2019 Por: Julio César Londoño

Dentro del renacer cultural de Cali, se destaca la creación de muchos talleres de escritura, espacios claves no solo por lo literario sino también como centros de pensamiento de amplio espectro. Dentro de sus pénsumes, tienen talleres de escritura la U. Santiago de Cali (Harold Kremer) y Univalle (Gabriel Jaime Alzate). La Icesi tiene un taller de ensayo y abrirá en el segundo semestre del año una especialización en escritura creativa.

Entre los talleres abiertos al público se destacan los de narrativa de la Casa de la Lectura (Alberto Rodríguez) y el de poesía de la Biblioteca del Centenario, dirigido por uno de los mejores escritores del país, José Zuleta.

El Taller Promédico de Poesía merece mención especial porque tiene alumnos tan destacados como el dramaturgo Orlando Cajamarca y los poetas Fabio Ibarra, John Raigozza e Isabella Romero, ganadora del Premio Festival Internacional de Poesía de Cali, 2018.

Está dirigido por Betsimar Sepúlveda. Cronista, fotógrafa y poeta venezolana, Betsimar tiene un programa de poesía en el Teatro Esquina Latina y es delegada de la Asamblea Nacional de Venezuela (la legítima, la de Guaidó) en el Foro Permanente por la Democracia del Parlamento Europeo de Estrasburgo, Francia.

Los contenidos de su taller para este año son: 1. ¿Es la creación literaria un estado alterado? 2. Verso y pintura. 3. Poesía por correspondencia. Epistolarios. 4. Poesía en la narrativa latinoamericana: Rulfo, García Márquez y Cortázar. 5. Escrituras poéticas del exilio. 6. Vacío y silencio en la poesía. 6. La poesía secreta de los objetos. 7. Bestiario de la poesía. 8. Simbología de la creación poética.

Aparte de este suculento menú, el Taller Promédico tiene dos virtudes: la primera es el carácter interdisciplinario que su directora le imprime. Sus clases mezclan la literatura, el cine, la música, la pintura y la filosofía, y pueden estar ilustradas con un soneto de Shakespeare o con la letra de una canción de Calle 13.

La segunda virtud es el amplio arsenal de recursos que utiliza para disparar la creatividad de sus alumnos. Betsimar los toca de mil maneras. Oigámosla.

“Miraremos desnudos en vivo, tocaremos cosas desconocidas con los ojos vendados para potenciar los otros sentidos, haremos autorretratos de nuestras heridas, viviremos como nuestras las pinturas de Turner o Remedios Varo. Hallaremos belleza también en lo terrible, en lo feo, en lo cotidiano”.

El Taller, dice la directora, es un espacio de exploración sensorial que se sostiene sobre los conceptos de la filosofía y la estética. La creación poética está íntimamente ligada con la lúdica y la cultura, porque sólo en la lúdica del espíritu es posible crear. Es una suerte de fe primitiva que nos pone en un estado de encantamiento, de contemplación y autoconocimiento.

“La guerra, la ciencia, la política y la religión han perdido su gracia mítica y lúdica. Sólo en la creación estética es posible el hallazgo de palabras que desafían la lógica para ser expresión pura de la emoción, del pensamiento primario, de un lenguaje que desafíe la muerte y llene el vacío”.

“Jugaremos a crear, a demostrar que sí estamos hechos de polvo de estrellas, al igual que la aldea, el río y el temblor del pájaro que sostiene al aire”.

Ahora que soplan vientos populistas y vuelve el tam-tam macabro de los tambores de guerra, es gratificante saber que hay tantos grupos dedicados al ejercicio de la inteligencia y al cultivo de la música verbal del castellano.  jclondono53@gmail.com

Sigue en Twitter @JulioCLondono