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El título de esta columna, además de ser el código de marcación telefónica internacional de Catar, es el nombre oficial del imponente estadio temporal construido con igual número de contenedores reciclables, hecho exclusivamente para el Mundial de Fútbol que iniciará en este pequeño país árabe el próximo 20 de noviembre y que moverá el termómetro deportivo, económico, social y hasta político del Planeta.

El Mundial Femenino Sub17, que recién culminó con una impresionante actuación de nuestra Selección, ya nos venía elevando la temperatura futbolera; pero en pocos días la fiebre estará en su punto más alto cuando inicie la Copa Mundo de Catar, evento que es seguido por la mitad de los habitantes del Planeta y ansiado por los que somos amantes a este deporte.

Más allá del fútbol, un Mundial impacta de manera directa un amplio abanico de sectores como el empresarial, el comercial, la cultura, el turismo, el ocio y hasta la natalidad.

Como ejemplo, luego de grandes eventos como el Mundial e importantes gestas deportivas, al parecer la pasión que despierta el fútbol se ve reflejada en aumentos en la natalidad nueve meses después. De hecho, en Cataluña, España, los nacimientos aumentaron 16% tras la victoria del Barcelona en la Champions League del 2009. En Alemania, luego del Mundial del 2006 en el cual el país teutón fue sede, la natalidad aumentó un 30%; y ni qué decir de Islandia, una nación de apenas 330 mil habitantes pero que después del histórico triunfo en la Eurocopa 2016 frente a Inglaterra por 2-1, la euforia y felicidad llevó a los islandeses a tener índices de natalidad nunca vistos por aquellas frías tierras.

Catar espera que el Mundial reporte $17.000 millones de dólares a su economía a corto plazo y confía en que los beneficios del proyecto se prolonguen en el tiempo durante décadas, considerando que ha invertido $220.000 millones de dólares en la construcción y mejora de infraestructuras, como carreteras, transporte público, hoteles y estadios con alta tecnología, para unos 1,2 millones de aficionados, lo que supone un impulso para el turismo y el sector de la restauración; aunque algunos estudios de Harvard han mostrado que el efecto del mega evento en el turismo se concentra en los cuatro años anteriores y posteriores al mismo y a largo plazo, desaparece.

El impacto también se deja sentir en el ocio, el comercio y la cultura. Todas las grandes producciones de cine evitan estrenarse durante los mundiales, pues hay cifras que muestran que la industria disminuye a menos de la mitad los ingresos, comparado con semanas anteriores a los partidos. Pero, por otro lado, la afluencia a los locales, en especial los que ubican buenas pantallas y en los que se puede tomar algo, aumenta hasta un 40% durante los partidos del Mundial. Las grandes superficies, comercios en línea, empresas y apps de comida a domicilio también aprovechan el Mundial.

Como dijo Jorge Valdano «El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes» y seguramente un Mundial no cambiará el complejo contexto económico y geopolítico que vivimos. Sin embargo, aunque nuestra Selección no debutará en Catar, para países como Colombia el fútbol tiene un especial significado en el imaginario colectivo y siempre será una oportunidad que debemos saber aprovechar para mover positivamente la economía y para motivar el encuentro entre amigos.
Muchos ya han pasado de ser economistas, ingenieros o arquitectos a directores técnicos, algunos ya hicieron sus predicciones y otros ya han cambiado su asador o televisor. Lo importante es que, ante cualquier llamado +974 debemos estar atentos.