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La muerte de Sigifredo

Cuando recibí la noticia de la ejecución en cautiverio de los diputados...

29 de mayo de 2012 Por: Jotamario Arbeláez

Cuando recibí la noticia de la ejecución en cautiverio de los diputados del Valle, con el corazón estrujado escribí esta especie de letanías, que publiqué en este mismo sitio el 3 de julio de 2007. Hacía votos porque el sobreviviente Sigifredo López estuviera pronto de regreso, después de esa especie de muerte que significa el secuestro. Y el hombre regresó, tiempo después, como un héroe, dispuesto a volver a empezar su vida personal y política. Lleno de vitalidad y deseos, y con ese carisma adicional que da el sacrificio. Pero parece que en este país nada despierta más envidias que escapar de la muerte, cuando esa supervivencia pudiera generar réditos políticos. Se sabía que se iba a lanzar a la arena. Y allí comenzó la conspiración para machacarlo. Se oía en los corrillos que le tenían preparado un montaje. Pero va primero el refrito. “Hasta el horror tiene su límite: la resistencia del cuerpo y la del espíritu. Esta masacre de once rehenes, avisa de la capilla en que están los otros tres mil. No más silencio. La vida y la libertad de los cautivos es cuestión de todos nosotros.No puedo creer que te hayan ejecutado -Héctor Arismendy- En la soledad de los farallones -Rufino Varela- De un tiro en la cabeza -Alberto Quintero- Cuando los responsables de tu libertad conculcada -Juan Carlos Narváez- Pensaron que llegaban a rescatarte -Ramiro Echeverri- O porque se negaron a continuar de rehenes -Nacianceno Orozco- A costa de la vida después de pasar 5 años -Francisco Giraldo- En la miseria de un cautiverio -Jairo Hoyos- Sin que fuera posible un acuerdo liberador -Carlos Barragán- Por parte de tus inmisericordes verdugos -Carlos Charry- Y un Estado que debía salvaguardarte -Édison Pérez.Espero que tu dolorosa sobrevivencia -Sigifredo López- Sea la señal de tu inminente regreso. A mi Valle del Cauca no le caben más lágrimas ni más espinas. En mi Cali querido no hay espacio para un lamento más. Colombia no soporta que la sigan acribillando. Estoy seguro de que a partir de tu sacrificio -Héctor Arismendy- Que ha consternado al mundo entero -Rufino Varela- Para eterna vergüenza de tus ejecutores -Alberto Quintero- Y de quienes no supieron prevenir tu tragedia -Juan Carlos Narváez - Comenzará a gestarse la paz anhelada -Ramiro Echeverri- El retorno a sus casas de los miles de secuestrados -Nacianceno Orozco- De los miles de desplazados en las inclementes ciudades -Francisco Giraldo- De los millares de exiliados en países que no los quieren -Jairo Hoyos- Y así sea para ser conducidos a tumbas decorosas -Carlos Barragán- Los miles de desaparecidos de las fosas comunes -Carlos Charry- Y tu honorable cadáver y el de tus compañeros sacrificados -Édison Pérez. Y como símbolo del triunfo de Colombia sobre la muerte, Sigifredo López, Tu sonriente figura sobreviviente. Y que la mano de Dios se detenga en la frente de los asesinos”.Pero ahora, en este país donde hace bastante rato la razón y el corazón se fueron a pique, el secuestrador y asesino va a resultar siendo Sigifredo, hágame el h.p. favor, como se dice en la jungla. Y así se hace aparecer en los medios mientras se adelantan las pruebas y contrapruebas. Y el secuestrado de siete años vuelto a la vida, ahora padece una nueva muerte en las cárceles de la ley, y no sólo él, sino su entrañable y hasta hace pocos días gozosa familia -Patricia, Lucas Guillermo, Sergio Alejandro, Valentina y doña Nydia-, sometida ya no sólo al dolor sino al bochorno. Se entiende que la ley debe investigar, pero sin castigar de antemano. Y en este caso ha aplicado una pena de muerte moral a un ser y a los suyos, que por otra parte han recibido una solidaridad social casi unánime. Aunque no faltan los aleccionados y pagados comentaristas procaces que por la prensa pedalean el complot.

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