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Movimiento pendular

Se sabe que las democracias van y vuelven, como los péndulos. De las épocas en que prevalecen las consideraciones de solidaridad se pasa a los tiempos en los cuales lo nacional y lo propio se vuelven determinantes.

4 de noviembre de 2018 Por: José Félix Escobar

Se sabe que las democracias van y vuelven, como los péndulos. De las épocas en que prevalecen las consideraciones de solidaridad se pasa a los tiempos en los cuales lo nacional y lo propio se vuelven determinantes. La primera de las posiciones se conoce como la izquierda y la segunda como la derecha. La elección de Jair Bolsonaro para la presidencia del Brasil indica que las posiciones de derecha comienzan a dominar en los regímenes democráticos.

Brasil es el gigante suramericano y la novena economía del mundo. Al haber escogido los brasileños a un líder de derecha, las dos democracias más grandes del hemisferio occidental (Estados Unidos y Brasil) estarán dirigidas por gobernantes nacionalistas, enemigos de las libertades indiscriminadas y orgullosos de sus propios países. Donald Trump debe estar frotándose las manos de la emoción.

Por el contrario, Cuba, Nicaragua y Venezuela tiene serios motivos de preocupación porque ya están en la mira de la tenaza Washington-Brasilia. Por ahora se salva Bolivia, un país gobernado nominalmente por el populista Evo Morales pero administrado con eficiencia por el vicepresidente Álvaro García Linera. El socialismo del siglo XXI hace agua por varios lados.

Lo que llevó a Trump a la presidencia de su país difiere de lo que condujo a Bolsonaro al comando del suyo. Trump recogió el temor de las clases medias a la continua llegada de inmigrantes y a la deslocalización de grandes empresas que se llevaron el empleo a otras latitudes. En cambio Jair Bolsonaro se vio catapultado por el amplio rechazo de los brasileños a la corrupción instaurada por el Partido de los Trabajadores. El propio Lula da Silva, líder del PT, purga hoy condena por un protuberante acto de corrupción.

El giro a la derecha se está dando también en varias democracias europeas. Primero fueron dos pequeñas naciones, Austria y Hungría, las que motivadas por el rechazo a la inmigración escogieron gobiernos fuertes. En Polonia los derechistas han desafiado a las autoridades comunitarias por su afán de cooptar el poder judicial, rompiendo así la clásica y fundamental tridivisión de los poderes.

El caso más grave se presenta hoy en Italia, la octava economía más grande del mundo. Todo comenzó allí por la llegada masiva de inmigrantes. En un principio Italia estableció albergues y dio asistencia a los millares de personas que llegaron a sus playas. Pero los italianos sintieron que las autoridades de Bruselas los estaban dejando solos en la lucha contra la llegada de migrantes y cerraron sus playas y fronteras.
Los gobernantes de derecha que se acaban de instalar tras las últimas elecciones retaron a las autoridades comunitarias presentando un presupuesto con un déficit mucho más grande que el aceptado por la Unión Europea.

Como puede verse, el factor determinante en muchos de los giros a la derecha es el rechazo a la inmigración. A causa de las equivocadas políticas del expresidente Santos, Colombia alberga hoy más de un millón de venezolanos. Mucho cuidado deben tener nuestras autoridades para evitar los brotes de xenofobia que se pueden presentar en cualquier momento.

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Revivió el espíritu del coronel Aureliano Buendía quien fabricaba pescaditos de oro para luego fundirlos. Nuestros economistas proponen hoy cobrar el IVA a la canasta básica de los pobres, para luego reintegrarles su valor.

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