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El mal jugador

El mundo recuerda hoy al prepotente y soberbio Vladimir Putin afirmar que su “operación militar especial” duraría tres días.

15 de mayo de 2022 Por: José Félix Escobar

Se van a cumplir tres meses desde que el dictador ruso Vladimir Putin decidió sin motivo válido alguno invadir a su vecina Ucrania. Se sabe que en el fondo toda decisión política implica una apuesta. El mundo recuerda hoy al prepotente y soberbio Vladimir Putin afirmar que su “operación militar especial” duraría tres días.

En igual término Putin estimaba remover del gobierno de Ucrania a los demócratas encabezados por Volodimir Zelenski. Extrañamente, y como justificación de su descarada intervención en los asuntos internos de un país vecino, Vladimir Putin calificaba a Zelenski y sus colaboradores como ‘neonazis’.

Ante la descomunal arremetida de Rusia contra su país, Zelenski se valió de un millonario ruso amigo de ambos líderes para que le transmitiera a Putin su intención de reunirse y dialogar. Cuentan que Putin le respondió al oligarca: “dile a ese neonazi que lo aplastaré”. Sobra advertir que Zelenski está cada día más fuerte en el poder ucraniano.

No le ha salido bien la apuesta a Putin. El cálculo de que la posición de la Federación Rusa como gran productora de gas y petróleo le daría a Putin la fuerza necesaria para constreñir a Europa y obligarla a aceptar sus designios y condiciones, tan poco le ha salido bien.

Hoy Europa Occidental ha tomado consciencia de la situación y se mueve hacia la suspensión definitiva de compras de petróleo y gas a Rusia en el menor tiempo posible. Putin resultó un proveedor iracundo, volátil y nada confiable. El gran río de euros y dólares que se dirigía a Rusia por las compras energéticas, tiende a su fin.

Tampoco le resultó bien al dictador ruso su menosprecio inicial por los reales efectos que las sanciones económicas impuestas a Rusia como castigo por su invasión a Ucrania, traerían para la economía de su país.
Hay una verdadera desbandada de las multinacionales que hasta febrero de este año operaban exitosamente en Rusia. La última en marcharse es la alemana Siemens, poderoso conglomerado con muchísimos frentes de trabajo.

Los argumentos esgrimidos por Putin para justificar su guerra partían de un anunciado temor a la expansión de la Otan hacia el oriente europeo. Pero este mal jugador no contó con que la invasión a Ucrania haría romper la neutralidad de muchas décadas asumida por Finlandia y Suecia. Los países escandinavos desean ahora integrarse activamente a la Otan.

Tampoco le ha salido bien a Putin el sostenimiento de Rusia como gran potencia a nivel internacional. Recientemente la Organización de Naciones Unidas resolvió por contundente mayoría suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y avanzan serias investigaciones sobre crímenes de guerra cometidos por soldados rusos en Ucrania. Está en vilo la participación rusa en la reunión que el G20 tendrá en Indonesia a finales del presente año.

Ignoramos si el poeta colombiano José Manuel Marroquín ha sido traducido al idioma ruso. Valdría la pena que alguien hiciera la labor de colocar en idioma ruso estos versos del famoso poema La perrilla: “Es flaca sobre manera toda humana previsión, pues en más de una ocasión sale lo que no se espera”.

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Es asunto de seguridad nacional vigilar celosamente las actuaciones de la Registraduría del Estado Civil de Colombia. Recuérdese la frase del brasileño Millor Fernandes: “La democracia comienza a la hora de votar. Y termina a la hora de contar”.

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