Levántense, no tengan miedo

Esos dos caminos son: escuchar a Jesús y ser capaces de levantarnos, sin tener miedo al encuentro con Jesús, hay que abrirle el corazón, él no nos quita la libertad, él nos da todo lo que somos y tenemos.

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9 de abr de 2023, 11:35 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 03:06 a. m.

Hoy quiero tomar tres momentos muy importantes, en primer lugar para la fe de una parte no despreciable de la humanidad actual, los católicos, pero en ello se prolonga la importancia a las tres religiones dominantes actuales, que sumadas, alcanzan casi las dos terceras partes de la humanidad y que tienen en común la fe en Abraham, y nos acercamos en la persona de Jesús, y por supuesto hay muchos hombres de buena voluntad que saben escuchar los mensajes que quieren unir la humanidad en la búsqueda de la paz, que es ese don precioso sin la cual la vida no puede apreciar la libertad que dignifique en plenitud la existencia humana.

Estoy retomando el mensaje del 27/03/2020, del papa Francisco cuando hablando sobre el covid-19 y ante la tempestad inesperada, provocada mundialmente por dicha pandemia, acerca de la interpelación de sus discípulos, y en ella veamos representada a toda la humanidad que en momentos inesperados y de crisis, como lo producido por esta tempestad, le dicen: “No te importa que perezcamos”, a lo que responde casi como un regaño, por no confiar en su presencia: Jesús estaba con ellos, dormía sobre la popa, el lugar que primero se hunde; él nunca nos abandona, pero qué pasa con nosotros que no tenemos la fortaleza para remar unidos en los momentos difíciles de la existencia, “¡qué poca fe!”.

Al siguiente año,10/10/2021, en la homilía inaugural en Roma del Sínodo de la Iglesia, dice a los obispos, clero, laicos y personas de buena voluntad allí reunidos: "El Espíritu nos pide que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante.

No insonoricemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas". Y pedía que dejáramos obrar al Espíritu Santo, para que fuera un acontecimiento de Gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu Santo, y no una convención eclesial, una conferencia de estudios, o un congreso político. La Iglesia debe afrontar problemas como su falta de fe interna, la corrupción y, sobre todo, el sufrimiento que experimentan los menores y personas vulnerables por los abusos sexuales cometidos por sus miembros.

Y un tercer momento es al inicio de la Cuaresma del 2023, cuando nos dice en su mensaje: “El camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros este año, quisiera proponer dos ‘caminos’ a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta”. Esos dos caminos son: escuchar a Jesús y ser capaces de levantarnos, sin tener miedo al encuentro con Jesús, hay que abrirle el corazón, él no nos quita la libertad, él nos da todo lo que somos y tenemos.

Que la Cuaresma que acaba de culminar, sea el inicio de una nueva etapa en nuestras vidas y en nuestra cultura y sociedad. Cuaresma que nos abra la esperanza a un futuro mejor.

Sacerdote, párroco en María Madre de la Iglesia en Vipasa y Prados del norte, fue director del Centro de Investigaciones de la Arquidiócesis de Cali, profesor de Teología en el Seminario Mayor San José de Panamá, y párroco en Buga y en Cúcuta. Escribe para El País desde 1999

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