“El que es de carne, piensa como carne”

Los elegidos en representación del pueblo deben escuchar a sus electores para que conociendo sus intenciones y deseos los hagan realidad, para la convivencia pacífica.

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10 de feb de 2023, 11:55 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 03:04 a. m.

Quiero iniciar mi opinión hoy con esta cita de la Carta a los Romanos en el capítulo 8, versos 5 y 6, que a su vez me trae a la memoria otra idea en la misma línea y es del padre Piere Teilhard de Chardín que dice: “No somos seres humanos con una experiencia espiritual. Somos seres espirituales con una experiencia humana”.

Entendemos nosotros que el principio fundamental de toda democracia es que “la voluntad del pueblo es la fuente de legitimidad de los Estados soberanos” ; y la voluntad del pueblo se ejerce directa o indirectamente por los mecanismos que esta democracia define para ello, como son los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y a su vez la forma de pasar la representación del pueblo a una persona o grupo de personas por elección popular o indirectamente por los ya elegido. Los elegidos en representación del pueblo deben escuchar a sus electores para que conociendo sus intenciones y deseos los hagan realidad, para la convivencia pacífica. Sirven a los ciudadanos, no se sirven a sí mismos o a sus grupos.

En una columna de opinión de Antonio Caballero en la revista Semana del 19.5.18, que la denomina: ‘Teoría y práctica’, la cual recomiendo leerla toda, refiriéndose a la persona humana del hoy Presidente de Colombia dice lo siguiente: “La que le conocimos en sus años de alcalde de Bogotá, de ineptitud y de rencor, de caprichos despóticos y de autosatisfacción desmesurada. Su arrogancia, su prepotencia. Su personalidad paranoica de caudillo providencial, mesiánico, señalado por el destino para salvar no solo al pueblo de Colombia de sus corruptas clases dominantes sino al planeta tierra de su destrucción y a la especie humana de su extinción; sé de su incapacidad para tener o conservar amigos: lo han denunciado como tramposo y desleal sus compañeros del M-19 (Antonio Navarro, Daniel García Peña), y los del Polo Democrático (Carlos Gaviria, Jorge Robledo, Clara López), que se sintieron todos engañados por él en su voraz ambición personalista. Reclamándose del pueblo, por supuesto, como es lo propio de los demagogos”.

Desde el Frente Nacional, se viene planteando la necesidad de elaborar un Plan Nacional de Desarrollo de esa Colombia que quieren los colombianos, y en algún momento un político planteó la necesidad de llegar, eso sí, a un acuerdo en lo fundamental, lo cual necesariamente empezaba por la paz, para abrir las oportunidades a todas las necesidades que por años lo que se llama ‘régimen’ había fracasado o se había corrompido, o sencillamente se había vuelto obsoleto, y sordo al clamor de sus gentes: necesitaba una renovación; por eso lo importante era tener voluntad política de todos, remar para el mismo lado con tal de darle viabilidad a una patria que aumentaba día a día la desigualdad entre sus ciudadanos.

Entonces, lo importante era lo que se tenía que hacer, lograr, construir y eso sí, una nueva política con nuevos políticos que amen a Colombia, que sean capaces de dar la vida por trabajar y servir por y para los colombianos, sin discriminación, con verdadero sentido de humanismo y fraternidad; animados por la fe y la esperanza que les haga valientes y sacrificados, que no tengan miedo hasta de morir para lograrlo. Se necesitan verdaderos seres espirituales para construir una patria humana.

Sacerdote, párroco en María Madre de la Iglesia en Vipasa y Prados del norte, fue director del Centro de Investigaciones de la Arquidiócesis de Cali, profesor de Teología en el Seminario Mayor San José de Panamá, y párroco en Buga y en Cúcuta. Escribe para El País desde 1999

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