El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

El grito de los pobres y de la tierra

Hay que recuperar el sentido de humanidad, aquel sentimiento que brota de la piedad y que se logra cuando el ser humano es capaz de encontrarse con el otro frente a frente, mirarle, escucharle...

4 de octubre de 2022 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

La capacidad de cuestionar el actual modelo de desarrollo es lo que espera el Papa Francisco de los jóvenes economistas y empresarios reunidos en Asís, procedentes de más de 100 países, para el primer encuentro en presencia de la Economía de Francisco. La situación mundial actual exige nuevos paradigmas económicos que pongan en el centro a los pobres, el medio ambiente y el trabajo.

Ustedes están llamados a convertirse en artesanos y constructores de la casa común, una casa común que está “cayendo en la ruina”. Una nueva economía, inspirada en Francisco de Asís, hoy puede y debe ser una economía amiga de la tierra y una economía de paz.

No todas las soluciones medioambientales tienen los mismos efectos sobre los más pobres y, por lo tanto, hay que preferir aquellas que reducen la miseria y las desigualdades. Mientras intentamos salvar el planeta, no podemos descuidar al hombre y a la mujer que sufren. La contaminación que mata no es sólo la del dióxido de carbono, la desigualdad también contamina mortalmente a nuestro planeta.

“Hace falta un movimiento popular que sepa que nos necesitamos mutuamente, que tenga un sentido de responsabilidad por los demás y por el mundo. Necesitamos proclamar que ser compasivos, tener fe, y trabajar por el bien común son grandes metas de vida que requieren valentía y reciedumbre; mientras que la vanidad, la superficialidad y la burla a la ética no nos han hecho ningún bien. La era moderna, que tanto desarrolló y proyectó la igualdad y la libertad, ahora necesita añadir, con el mismo impulso y tenacidad, la fraternidad para enfrentar los desafíos que tenemos por delante. La fraternidad dará a la libertad y a la igualdad su justa sinfonía” (soñemos juntos).

Hay que recuperar el sentido de humanidad, aquel sentimiento que brota de la piedad y que se logra cuando el ser humano es capaz de encontrarse con el otro frente a frente, mirarle, escucharle: “Mejorará la economía si miran las cosas desde la perspectiva de las víctimas y los descartados. Para tener los ojos de los pobres y de las víctimas es necesario conocerlos, ser sus amigos, si nos hacemos amigos de los pobres, compartiremos sus vidas”, construimos un mundo nuevo, diferente, más justo y libre.

El llamado, no solo a los jóvenes en este primer congreso en Asís, sobre la Economía de Francisco, es también para los gobernantes, los líderes de los pueblos, para que entiendan que es mejor una vida dedicada al servicio de los demás que una vida resistiéndonos a ese llamado. Es un momento especial el que vivimos para que entendamos que la vida es un don y que crecemos cuando nos damos a los demás; no se trata de preservarnos sino de entregarnos para servir.

“La regeneración de la sociedad humana, implica volver a respetar los límites, frenar la carrera por la riqueza y el poder y cuidar de aquellos que viven en la periferia”. Lo que el Señor nos pide hoy es una cultura de servicio, no una cultura de descarte. Pero no podemos servir a los otros a menos que dejemos que su realidad nos afecte.