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Del abuso a la confianza

La definición de abuso es: “Uso o aprovechamiento excesivo o indebido de algo o de alguien en perjuicio propio o ajeno”.

25 de agosto de 2021 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Cuando volvamos a la normalidad que fue trastocada a partir de la declaración de la pandemia que produjo el Covid-19, hace ya casi dos años, lo primero y principal es recobrar la confianza perdida por la humanidad y que con el confinamiento que nos tocó experimentar, hemos descubierto nuestra vulnerabilidad al descubrir que se nos caían las máscaras y los maquillajes con los cuales tapamos nuestros egoísmos, en los cuales históricamente hemos venido encubriendo nuestros abusos en todos los campos de la actividad humana, ya sean micro o macro, según la persona, personas, instituciones, circunstancias en los cuales los seres humanos hacen uso del poder a cualquier nivel, colocándolo en provecho de su egoísmo, o defectos personales que desembocan en las diversas expresiones enfermizas de su personalidad, o inmadurez afectiva, política, social y religiosa.

Escuchando detenidamente al padre Sergio Cobo, chileno, implicado en el caso de los abusos sexuales en la Iglesia de su país, sobre lo que fue su experiencia de víctima de ellos, podemos deducir que el modelo del abuso sexual se puede traspasar a los demás campos en donde se encuentra un abuso, ya sea en pequeño o gran formato, ya que el trasfondo de todo abuso, es el poder que de cierta manera posee el abusador con la persona, personas o instituciones abusadas.

La definición de abuso es: “Uso o aprovechamiento excesivo o indebido de algo o de alguien en perjuicio propio o ajeno”.

Los abusadores tejen una telaraña con vínculos de confianza de quienes lo rodean, ya sea porque aprovechándose de sus debilidades, ya sean espirituales o materiales, los ponen a su servicio con promesas o dádivas, que llenen sus expectativas; o abusando de la información y la imagen, en donde oscurezca la verdad y haga crecer su imagen, su ego, para presentarse como ‘mesías’, y así logra bajar las barreras, posee, controla, anula, silencia y aun hace sentir culpables a los otros, de tal manera que aumenta la inseguridad, produce dolor y aún lleva al infierno a quienes ha enredado en su telaraña.

Este permanente abuso, que en la sociedad nuestra se ha dado en todos los campos del quehacer humano, sin que se escape uno siquiera en el cual no se haya dado, es lo que está haciendo explosión en toda clase de protesta que se pueda hacer, para gritarles socialmente a quienes han abusado del poder en sus diversas manifestaciones, que ya es momento de escucharlos, valorarlos, no marginar, ni descartar, ni hacer bullying, y mucho menos no permitir que participen con todos en lo que es la construcción de unidad, fraternidad.

Sí, para cambiar la sociedad, este mundo después de la experiencia de confinamiento, debemos todos trabajar por recuperar la confianza a la gente, a la sociedad, puesto que si quitamos todo lo que impide que el hombre se desarrolle en todas sus cualidades y facultades, para que se sienta seguro, libre y así pueda dar de sí todo la potencia que puede desarrollar, lograremos un mundo más humano, más fraterno, con justicia, en libertad; construyendo fraternidad, nos encaminaremos a la verdadera Paz.