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Mauricio Cabrera Galvis

Columnistas

Inteligencia Artificial y desempleo

Las consecuencias sociales de estas tendencias son muy graves, y no se reducen a un descomunal incremento de la desigualdad.

10 de marzo de 2024 Por: Mauricio Cabrera Galvis

“La automatización va a destruir millones y millones de empleos”. “Con la Inteligencia Artificial cada vez habrá menos trabajos que un robot no pueda hacer mejor, y esto representa un gran desafío social por el desempleo masivo que se va a crear”. Son afirmaciones de gente que sabe por qué lo dice.

La primera es de Harari, el historiador que ha analizado, con mucho acierto, las grandes tendencias de la humanidad; la segunda es de Elon Musk, no solo uno de los hombres más ricos del mundo, sino uno de los empresarios que más está impulsando el desarrollo de la inteligencia artificial (IA).

Están empezando a salir estudios económicos que confirman y cuantifican estas afirmaciones. En Colombia, la semana pasada pasó desapercibido un comunicado de Fedesarrollo que reseña un estudio realizado por ese centro de investigaciones para el BID sobre los efectos de la automatización y el cambio tecnológico en el futuro del mercado laboral de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

La conclusión del estudio no puede ser más alarmante: “Seis de cada diez empleos en Colombia están en riesgo de automatización”, (exactamente el 58%). Por supuesto, el riesgo es diferente según el sector y la profesión, siendo mucho más grande en aquellos empleos que involucran tareas repetitivas en la agricultura, la industria manufacturera y servicios administrativos, contables y de atención remota a clientes.

Otro documento muy reciente es del FMI (Gen IA: Inteligencia Artificial y el futuro del Trabajo), y sus conclusiones son todavía más preocupantes. Su punto de partida es optimista, pues reconoce que la nueva revolución tecnológica va a aumentar la productividad, acelerar el crecimiento y aumentar la riqueza, pero alerta que al mismo tiempo va a destruir empleos y aumentar la desigualdad.

Al cuantificar, encuentran que el 40% del empleo mundial está amenazado por la IA, con un agravante, pues mientras la automatización tradicional reemplazaba trabajos manuales con actividades rutinarias, la IA va a reemplazar empleos calificados y de profesionales. Por esa razón, en los países desarrollados hasta el 60 % de los trabajos van a ser impactados por la IA, mientras que en las economías emergentes solo el 40 %, y en los países más pobres el 26 %.

Las consecuencias sociales de estas tendencias son muy graves, y no se reducen a un descomunal incremento de la desigualdad. Harari dice que, mientras que con la revolución industrial surgió una clase social proletaria, con la IA va a surgir una nueva clase social inútil para el sistema económico y social, por lo cual la lucha de los trabajadores no será contra la explotación sino contra la irrelevancia. Es mucho peor ser irrelevante que ser explotado.

Musk afirma algo similar, lo cual no deja de ser sorprendente. Para él, el problema económico del desempleo masivo se puede resolver con una renta básica universal que el Estado entregue a todos, aunque no dice de dónde va a salir la plata para pagarla, pero el reto más grande es cómo darles significado a la vida de personas que se sienten inútiles. Sin trabajo se pierde el sentido y el significado de la vida.

A finales del siglo pasado, la escritora francesa Viviane Forrester dijo en su libro ‘El Horror Económico’ que “si hay algo peor que la explotación del hombre por el hombre es la ausencia de explotación”. ¡Bienvenidos al mundo de la Inteligencia Artificial!

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