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Paola Guevara

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Hermana Mayor

Esta historia de heroísmo supera cualquier ficción, y conmueve las fibras más hondas.

12 de junio de 2023 Por: Paola Guevara

En esa telenovela que es Colombia, acabamos de ver dos episodios de gran contraste. Y dos protagonistas en las antípodas.

Por un lado un hombre-niño malcriado y pataletudo, egomaniaco y adicto a varias drogas, entre ellas la más peligrosa: el poder, reclamando airadamente lo que considera “suyo” por derecho propio y que ninguna mujer (que considera él subalterna, en su ficción personal) puede quitarle.

No hablo del Armando de Betty La Fea, aunque el guion bien parece salido de la imaginación del legendario Fernando Gaitán. Hablo del otro Armando. Benedetti.

Y cuando de sus labios renace el fantasma del proceso 8000, y cuando los testigos de chuzadas aparecen ‘suicidados’ en medio de este argumento macabro, y cuando los gobernantes se burlan de la zozobra de sus gobernados en redes sociales o atizan el odio de su pueblo. Y cuando el Eln quiere tregua pero “no descarta” acciones armadas contra la población, ni secuestro de civiles. Y cuando, y cuando... entra Lesly en escena.

Niña indígena. 13 años. Hermana mayor de Soleiny, Tien y Cristin, sobrevivientes de un accidente aéreo donde el piloto y otros dos adultos fallecen. Lesly es gran responsable de que sus hermanos de 9, 4 y 1 año de vida se hayan salvado, tras 40 días de sortear peligros, animales salvajes, hambre y más condiciones extremas en la espesura de la selva.

Esta historia de heroísmo supera cualquier ficción, y conmueve las fibras más hondas. Lesly no lanza tuits para abrogarse méritos. Ella no monta en cólera porque la dejaron esperando tres horas en altos palacios. A su corta edad está hecha de otra cosa, más noble: de entendimiento del aire, la tierra, el fuego y el agua. Es sabia y savia. Es esa colombiana para quien la palabra ‘territorio’ es hábitat, casa, verdad; no un cliché político que sirve para drenar votos y nutrir burocracias corruptas.

Eres lo que una Hermana Mayor debe ser. Alguien que abre camino, a quien seguramente le ha tocado más duro, pero usa esa fuerza y esa dificultad ganada a pulso para guiar, no para destruir y pisotear el alma de sus hermanos menores, no para imponerse a la fuerza y reclamar desde el ego herido su derecho de suelo y sus privilegios de primogenitura.

Eres el arquetipo de la Hermana Mayor, con mayúsculas. Que preserva. Que protege. Que sirve. Que se hace responsable, así no lo sea. Que no se lava las manos en sus hermanos, como Pilatos. Que lleva a buen término la encomienda vital. Que convierte la tragedia en una leyenda de heroísmo digna de contar.

Ante los Armandos, las muchas Leslys para quienes “pequeñita” y “chiquitica” no es un insulto sino un espejo que hace ver aún más pequeñitos, y chiquiticos, a quienes piensan que la juventud o el origen de una mujer es inversamente proporcional a su valor.

Seguramente los padres de Lesly dirán con orgullo “yo sí la crié”. Ojalá ella nos haga recordar que un político, antes que ministro, canciller, alcalde o presidente, debe ser Hermano Mayor.

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