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Cuando menos es más

El sentido de ese pensamiento trascendió a otras esferas del arte y principios de vida, como el minimalismo, la preservación de los recursos naturales, la racionalidad en el entorno doméstico y la economía.

14 de septiembre de 2022 Por: Helena Palacios

Del tiempo en que el espíritu de la modernidad se manifestó en la arquitectura, proviene la máxima “menos es más”, atribuida al arquitecto alemán Ludwig Mies Van der Rohe, para significar el gusto por los espacios fluidos y la simplicidad, prescindiendo de elementos no esenciales al concepto y a la funcionalidad de la obra. Representativo de dicha vanguardia es el Pabellón de Alemania en la exposición internacional de Barcelona (1929).

El sentido de ese pensamiento trascendió a otras esferas del arte y principios de vida, como el minimalismo, la preservación de los recursos naturales, la racionalidad en el entorno doméstico y la economía. Es una opción personal llevar un equipaje liviano; reducir el consumo de ingredientes dañinos para el medio ambiente encauza la economía hacia lo fundamental para la subsistencia en la tierra. Aún cuando se remonta a más de 50 años, la “teoría del decrecimiento” de la producción y el consumo - invocada por el gobierno recientemente - ha despertado interés por las tesis acerca de la relación entre la ecología y el efecto que las políticas económicas tienen sobre ella.

De ahí que solo haya sido asomarse al tema para percibir que no está mal ventilarlo, lo difícil es comprenderlo cuando es sacado del sombrero en la forma y el lugar equivocado como ocurrió con la representante del Ministerio de Minas y Energía. No es simplemente exigir que decrezca la economía - término que abarca todos los componentes para la creación de riqueza - sino considerar los factores que deben acrecentarse o reducirse, y el cómo o cuándo, sea que se trate de Colombia o de otros países.

Resultan valiosas las apreciaciones sobre el asunto en cuestión en ‘La crítica agotada. Claves para el cambio de civilización’, del español José Manuel Naredo, doctor en Ciencias Económicas, voz lúcida en economía ecologista. Su juicio al poder, al sistema económico y al lucro, no ha sido óbice para su inmersión en el mar de conceptos arrastrados por años desde la modernidad que él considera dificultan la reflexión, entre ellos, el de la teoría que nos ocupa. Hay en su obra un examen realista y conveniente al objetivo de superar el impacto de la actividad humana en el planeta, pues los esfuerzos realizados hasta ahora recuerdan el mito de Sísifo que ilustra la motivación del autor y la portada del libro.

Para Naredo es paradójico que cuando a la crisis ecológica se añade pandemias, crisis económica y “recortes” de ingresos y empleos, el movimiento ecologista haga suya la bandera de disminuir el crecimiento, justo cuando ya ocurre. Resultaría más lógico y oportuno, precisa, proponer la reconversión hacia horizontes ecológica y socialmente más viables, cohesionados y atractivos (..)” que requiere por fuerza crecimientos y decrecimientos, aumentos y disminuciones. La sugerencia del autor es el cambio de enfoques y políticas, ya que exigir reducciones antes que reconversión, “viene a ser como poner el carro delante de los bueyes”. (p110 y s.s).

El propósito de gobernar madurado por años hasta lograrlo, ha de estar acompañado de una carta de navegación, más que de enunciados. Solo expertos en las respectivas materias pueden determinar las políticas y los instrumentos para medir la conveniencia y oportunidad de descensos o incrementos de las diversas variables, a fin de afrontar con responsabilidad las crisis económica y ecológica.

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