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El país empieza a vivir una transición. Aunque el petróleo y el...

1 de junio de 2015 Por: Gustavo Moreno Montalvo

El país empieza a vivir una transición. Aunque el petróleo y el carbón siguen teniendo un papel protagónico en las exportaciones, la reducción del precio del crudo conlleva una disminución sustantiva de los recursos de libre disposición del Estado. A su vez, la variación en la tasa de cambio contra el dólar reabre la puerta a la posibilidad de tener un sector productivo importante, capaz de construir innovación e impulsar estrategias de desarrollo que articulen a conjuntos de subsectores en la búsqueda de mayor productividad, en concierto con un sector público menos ineficiente y mejor armado, con objetivos y métodos razonables.Nuestra elite ha entendido la importancia de impulsar la innovación, y la necesidad para sus habitantes de acceder a procesos educativos desde los seis meses hasta el tránsito de la tercera a la cuarta edad. Además valora el reto de proveer infraestructura eficiente para asegurar la viabilidad de su economía en la sociedad global, construida sobre la base de sistemas integrados de escala mundial para la producción y distribución de bienes y servicios. También ha comprendido que se requiere crecimiento rápido para mejorar la distribución del ingreso, aumentar la base de consumidores y darle más estabilidad al sistema político, para evitar rupturas que no convienen a nadie, como evidencia el caso de Venezuela.Sin embargo, no se tiene claro cómo lograr los objetivos identificados, ni el proceso adecuado y el alcance de las reformas que las instituciones públicas exigen para cumplir en forma adecuada con sus cometidos. Los próximos años, con las restricciones fiscales que se vislumbran, que pueden incluso significar estancamiento del producto interno bruto en 2016 y 2017, serán oportunidad para la reflexión seria, de manera ordenada. El sector privado debe subir su nivel analítico y formular propuestas prácticas en asuntos concretos con la ayuda de la academia, para mostrar el camino hacia un futuro mejor. La tasa de cambio dará respiro a buena parte del sector productivo, cuyos precios internacionales no están atados a los de las materias primas agrícolas y mineros, para revisar su gestión, su articulación con lo público, sus herramientas para la construcción de conocimiento y caminos de inserción en el mundo. La reflexión no se debe limitar a lo económico: debe abordar lo social y lo ambiental. Además es preciso revisar nuestras ventajas comparativas naturales, para aprovecharlas mientras se construye el conocimiento que nos lleve a un futuro más sólido, menos vulnerable a las fluctuaciones de precios de productos primarios en la economía internacional. La reflexión sobre lo público llevará a aceptar verdades dolorosas e impulsar cambios de fondo mediante procedimientos racionales. Además motivará a promover, con el apoyo de intelectuales de centro derecha de Estados Unidos, la revisión de la prohibición en los países ricos, paso necesario en la guerra de la coca. ¿Qué esperamos?