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El futuro de la región

Un nuevo gobernante asciende al trono criollo, con bríos transformadores. Ha declarado que el trabajo es cimiento de proceso para convertir al país en sociedad fundada en el conocimiento.

9 de agosto de 2022 Por: Gustavo Moreno Montalvo

La región merece mejor destino. La renuencia de los gobiernos a establecer estrategias adecuadas para ganar la guerra de la coca, facilitar la agricultura y las cadenas de valor relacionadas, y establecer vivienda de extranjeros y turismo en el país ha sido de especial perjuicio para Valle, Cauca, Nariño y Putumayo. Su situación actual en comparación con el promedio nacional, tanto en ingreso per cápita como en tasa de homicidios, es deplorable, y las perspectivas no son favorables con las reglas existentes. 

Un nuevo gobernante asciende al trono criollo, con bríos transformadores. Ha declarado que el trabajo es cimiento de proceso para convertir al país en sociedad fundada en el conocimiento. Podría usar el suroccidente como laboratorio para demostrar la eficacia de su modelo de Estado. Al fin y al cabo, la región votó masivamente por él, y requiere orden, en entredicho desde hace tiempo bajo el influjo del narcotráfico. Se debe impulsar la legalización del consumo de cocaína en los países ricos y abordarlo como problema de salud; procede que una comisión de académicos americanos de centro derecha evalúe costos y beneficios de la prohibición en el destino y en la fuente.

Es preciso enderezar la educación pública y la infraestructura de Buenaventura para vincular el único puerto colombiano en el Pacífico a la economía de la cuenca, en la que participan EE.UU., China y Japón. Buenaventura debe ser multicultural, con buen inglés, y mandarín en adición al español, pero también con cultura afrocolombiana robusta para hacerla atractiva a los habitantes de la costa pacífica, hoy en pobreza abyecta, dispersos en pequeñas poblaciones a orillas de los ríos rodeadas de selva poco propicia para la vida humana.

Es necesario establecer políticas consistentes para las cadenas agroindustriales con ventajas comparativas relativas, mediante paquete tecnológico, infraestructura e impulso a mecanismos cooperativos para comercializar y para acceder a maquinaria. Además se requiere monopolio de la fuerza en cabeza del Estado. El camino no es la protección, que limita severamente el crecimiento de la economía, sino la eficiencia. Además se necesita articulación eficaz entre regiones y gobierno central. La municipalización consagrada en la Constitución hace inútiles los departamentos.

El asunto indígena se debe atender con imaginación. Si el país es república unitaria, como dice la Constitución, se debe ser consecuente, sin desconocer la importancia de preservar y enriquecer las culturas de comunidades cuyos antepasados llegaron a América hace 10 mil años o más.

No basta cumplir la Constitución: hay que volverla eficaz y, en el proceso, resolver sus numerosas contradicciones y simplificarla para que sea de todos los colombianos. El primer paso es diseñar un proceso acertado para la formación del legislador, cuya tarea es hacer las demás reglas. Si el propósito de acertar en la determinación de las reglas no se cumple, jamás habrá justicia. El congreso no debe ser lugar de conciliación de intereses particulares, sino ámbito para determinar lo que interesa a todos. Además debe haber correspondencia entre ministerios y comisiones del legislador, en vez de engordar el equipo primario del gobernante para hacer aún más difícil su labor. Esta región espera mucho y además lo necesita. Adelante, presidente.