El asunto global
No sería condición suficiente para resolver los dilemas, pero mitigaría riesgos unidos acertado en diseño institucional y cultivo de ética fundada en el respeto. Además, aumentaría la probabilidad de éxito en la tarea de mejorar condiciones de convivencia para todos.
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11 de ene de 2022, 11:35 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 04:42 a. m.
La humanidad está integrada. La información sobre lo acaecido en cualquier parte llega a todas de manera inmediata. El comercio internacional es cimiento de la economía, como consecuencia de la reducción en tiempo y costo de transporte. Los gustos y preferencias de los consumidores tienen elementos comunes en todos los continentes.
Además, hay declaraciones universales de respeto a los derechos humanos proclamadas por la Organización de Naciones Unidas suscritas por la mayoría de los países, así no se cumplan en todos. Sin embargo, hay barreras culturales y sociales que dificultan el cumplimiento de tareas urgentes relacionadas con la supervivencia de la especie humana, y no hay autoridad con alcance global que pueda sancionar de manera efectiva las conductas individuales o colectivas inadecuadas.
Lo público tiene hoy gran participación en la economía, pero no es eficiente: los países son heterogéneos, los diseños de procesos para impulsar políticas públicas son inadecuados y las estructuras gubernamentales no corresponden a las necesidades, en tanto que las oportunidades no se aprovechan en forma debida y las amenazas crecen: hay riesgo de guerra de destrucción total, el capital privado manipula a los usuarios de servicios de procesamiento de información, el medio ambiente está seriamente amenazado y las diferencias de ingresos entre distintos segmentos de población y diversos lugares son fuente de inestabilidad. Sin embargo, el conocimiento acumulado permitiría abordar todos los problemas de manera ordenada y eficiente, con el concurso de los cerebros más lúcidos y el compromiso de todas las personas de buena voluntad. El planeta que los humanos han construido exige mejor gestión. Algunas tareas desbordan los linderos entre naciones. Es preciso establecer capacidad coercitiva en el ordenamiento supranacional, pero también hay que fijar límites: una cúpula global sin controles puede ser más peligrosa que la indebida atención de los problemas a su cargo.
Procede revisar la naturaleza del Estado: se presume que es soberano dentro de su territorio, y puede sujetar a la población dentro de sus linderos al cumplimiento de normas. No obstante, como se ha señalado, los estados del mundo son heterogéneos: tienen distinto número de habitantes y densidades, diferentes prácticas culturales, brechas en ingreso per cápita y su distribución, y divergencias en eficacia para el propósito de hacer efectivo el monopolio de la fuerza. Es imposible la plena soberanía en un mundo interdependiente, pero la conjunción de paz en todo el globo y crecimiento económico rápido de los países pobres haría más fácil lograr armonía y prosperidad. Obtener economías de escala mediante la integración de países para aumentar eficiencia en asignación de recursos, hacer los mercados más competidos y facilitar el flujo de trabajo es conveniente para los propósitos enunciados, sin que ello impida fijar linderos diferentes para propósitos penales o culturales.
El esfuerzo educativo para que la especie humana legitime su participación en uso de energía en el planeta es enorme, pero produciría frutos maravillosos. No sería condición suficiente para resolver los dilemas, pero mitigaría riesgos unidos acertado en diseño institucional y cultivo de ética fundada en el respeto. Además, aumentaría la probabilidad de éxito en la tarea de mejorar condiciones de convivencia para todos.
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Economista y abogado. Director de Crédito Público del Ministerio de Hacienda y Presidente del Banco Central Hipotecario (1991-1994). Escribe en el periódico desde hace siete años.
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