El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Un derecho mínimo

La postura abierta de un medio de comunicación a favor de una causa no es per se una situación indeseable en una democracia.

22 de diciembre de 2017 Por: Gustavo Duncan

Hace ya algún tiempo León Valencia, desde la Revista Semana, inició un debate sobre el sesgo ideológico de RCN. Valencia criticaba su posición contraria al proceso con las Farc dada la posibilidad de acabar la guerra y “de una apertura a cambios políticos y sociales.” Su preocupación era que uno de los dos canales de televisión abierta tomara una clara posición política.

Es cierto que RCN y la mayoría de sus principales periodistas son de derecha. También es cierto que tienen una preferencia marcada por Uribe. No hay que ser muy agudo para notarlo. Sin embargo, la postura abierta de un medio de comunicación a favor de una causa no es per se una situación indeseable en una democracia. De hecho, es una práctica corriente en la que el propio León Valencia está inmerso tal como lo demostró otro debate, ocurrido la semana pasada con La Silla Vacía.

A raíz de un primer informe acerca de políticos cuestionados para las próximas elecciones al congreso por la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) que dirige Valencia, La Silla Vacía publicó una entrada en su portal donde señalaba varias imprecisiones. Las críticas apuntaban a que varios de los políticos cuestionados no tienen señalamientos o han sido absueltos por la Justicia. El principal criterio para incluirlos en el informe son sus vínculos familiares y/o políticos con figuras cuestionadas.

Otro tema más sutil, que saltaba a la vista, era que de acuerdo a los mismos criterios se omitían candidatos cercanos ideológicamente. Aulo Polo, candidato al senado con el respaldo del gobernador Camilo Romero, sindicado de supuestas irregularidades en la comercialización de aguardiente en Nariño, era solo el caso más evidente.

La omisión de Antonio Sanguino, candidato al senado por el Partido Verde, era más delicada. Sanguino es respaldado por Carlos Caicedo, exalcalde de Santa Marta, quien fue detenido por presuntas irregularidades en contratos públicos y liberado por un juez de control de garantías. Sanguino no solo es cercano a Valencia sino que Pares ha tenido contratos por más de mil millones de pesos con la Alcaldía de Santa Marta. Es obvio que para el caso existen conflictos de intereses que rebasan las preferencias ideológicas.

La respuesta de Valencia se centró en que, si bien pudieron cometerse algunos errores, se trataba de un informe preliminar. Acto seguido criticó a Juanita León, la directora de La Silla Vacía, por exculpar a políticos cuestionados. Pensaba que ella era parte del mismo bando comprometido con depurar las costumbres políticas. En un trino dijo que los políticos cuestionados debían estar felices con el informe de la Silla Vacía y le exigió decir los nombres que no debían estar en la lista.

Pero el punto de discusión va más allá de decir quién entra y quién sale de la lista. Es acerca del derecho mínimo de cada medio de producir contenidos al margen de sus preferencias ideológicas y sus intereses inmediatos. Al igual que Valencia con Pares tiene el derecho de cuestionar determinadas prácticas y figuras políticas, otros medios como RCN y La Silla Vacía tienen ese derecho. Lo que incluye el derecho de cuestionar sus denuncias.

El trabajo de León Valencia fue indispensable para destapar la parapolítica. El país le debe mucho. Pero la deuda no puede llevar a menospreciar las posturas, las agendas y los intereses de medios que eventualmente no están de acuerdo con él.

Sigue en Twitter @gusduncan