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¿La hora de Santos?

Colombia es de los pocos países de América Latina donde los presidentes han pasado de agache por los sobornos de Odebrecht. Si una sociedad democrática no es capaz de sancionar a...

19 de julio de 2019 Por: Gustavo Duncan

Las filtraciones de la indagatoria a Andrés Sanmiguel, quien sería el propietario de la empresa de fachada que sirvió para mover los dineros de Odebrecht a la campaña de Santos, y la declaración de ‘Ñoño’ Elías ante la Corte Suprema en la que confiesa detalles de cómo entraron los dineros a la campaña, advierten que si desde la Justicia se hace la tarea al expresidente le podrían venir horas amargas. No sería raro que el escándalo crezca en los próximos meses.

Le conviene al país. Colombia es de los pocos países de América Latina donde los presidentes han pasado de agache por los sobornos de Odebrecht. Si una sociedad democrática no es capaz de sancionar a quienes ocupan los principales cargos de dirección del Estado, entonces el camino está allanado para que desde allí se cometan abusos de manera reiterada y, a lo sumo, las culpas y sanciones se deleguen en mandos medios y políticos de provincia, quienes a lo largo de los años han sido los depositarios del escarnio público y las penas ante la Justicia. Así ocurrió con el Proceso 8000, Dragacol y la parapolítica.

Sin embargo, en el caso de Santos y Odebrecht viene una coyuntura particular que puede hacer correr el escándalo hasta las puertas del propio Santos. En concreto, el uribismo va a elegir al próximo fiscal y hay muchos motivos para enfocar en Santos la trama de Odebrecht.

En primer lugar hay un ambiente de revancha generalizada dentro del uribismo por lo que sienten ha sido una persecución judicial en contra de ellos. Sienten, con razón o sin razón, que la Justicia ha estado politizada. En la elección del nuevo fiscal seguramente pensarán en tomarse revancha. Dentro de los compromisos que desafortunadamente se suelen hacer para llegar a estos cargos, es muy probable que esté darle curso a la investigación contra Santos y su círculo más cercano en la campaña presidencial.

En segundo lugar, hay demasiadas pruebas y testimonios que si la fiscalía presiona muy pronto los vinculados al proceso irán develando las conexiones que hay arriba. Hasta ahora han podido mantener el silencio de Roberto Prieto. Pero si lo aprietan con el caso Odebrecht como tal su lealtad con el gobierno anterior puede diluirse y empezará a cantar.

En tercer lugar, Duque mata dos pájaros de un tiro si el caso de Odebrecht sube hasta Santos. El escándalo quitaría presión sobre el desempeño de su gobierno y, de paso, aliviaría las presiones del uribismo radical que se volcaría a la arena política contra Santos, la reelección y el proceso de paz. El problema es que eventualmente el escándalo se le puede devolver porque, según algunos precedentes, eventualmente Zuluaga y Andrés Felipe Arias estarían también comprometidos con la financiación por Odebrecht.

Como fuere, muchas cosas apuntan a que Santos y Odebrecht van a entrar a la arena política.

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Adenda: a raíz de la columna de la semana pasada sobre el trino de Ana María Abello diciendo que yo ofendía a los uribistas recibí un correo de Carlos Esteban Mejía, exsecretario de cultura de Cali. Resulta que Abello corrigió su acusación en otro trino diciendo “me dicen que fue Carlos Esteban Mejía”. De nuevo volvió a equivocarse. Quien realmente caricaturizaba a los uribistas era Esteban Carlos Mejía. Carlos Esteban, mencionado imprecisamente por Abello, me pide que diga aquí que él tampoco dijo nada sobre las formas de conocer a los uribistas en la calle.

Sigue en Twitter @gusduncan