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La arena del 2021

Aunque será a principios de 2022 que la arena política esté encendida en su máximo resplandor, el 2021 será un año intenso para definir las candidaturas y sus narrativas políticas.

1 de enero de 2021 Por: Gustavo Duncan

Aunque será a principios de 2022 que la arena política esté encendida en su máximo resplandor, el 2021 será un año intenso para definir las candidaturas y sus narrativas políticas y, sobre todo, los temas y la realidad que constituirán los motivos de la campaña.

De momento, hay un tema que se antoja definitivo para darle forma a la arena política: el final de la pandemia y la reactivación de la economía. La crisis sanitaria, económica y social provocada por el Covid-19 fue, y sigue presente, un motivo para cuestionar el sistema político y económico existente. No es casual que muchos se hayan agarrado del tema para sentenciar el final del neoliberalismo y de la democracia como la conocemos. Por un lado, le han achacado al sistema económico vigente la expansión del virus a escala global. Es decir, a la falta de regulación de los mercados. Por otro lado, han culpado a la élite gobernante de las democracias de poner por encima de los derechos y los intereses de la sociedad a los intereses de los grandes capitales. Y, en ese sentido, la pandemia es consecuencia de haber considerado más al capital que a la gente en las decisiones de gobierno.

No es este el momento y el espacio para discutir qué hay de cierto y qué hay de fraude en la crítica contra el sistema y la pandemia como anuncio de su fracaso y desmonte definitivo. Eso no es importante cuando se trata de llevar la discusión a la arena de una elección como la de 2022, donde como nunca la polarización de las emociones políticas va a ser tan intensa, a venderle la idea a los votantes que la situación está peor o mejor y quiénes son los responsables que vaya mejor o peor.

El gobierno de Duque cuenta, en principio, con una gran ventaja en 2021 para recuperarse luego de una primera mitad de su mandato con números bastante malos ante la opinión. Hay una razón muy concreta para que mejore la evaluación de su gestión: la llegada de la vacuna significa que en un horizonte de tiempo de menos de un año las restricciones a la movilización de personas y a las interacciones laborales pueden estar llegando a su fin. Con ello llegará también un rebote de la economía, apenas natural después del enfriamiento propio de una cuarentena.

En un escenario donde la sensación de apocalipsis comienza a ceder y donde hay menos motivos para culpar al sistema político y económico vigente de la crisis, las condiciones de la arena política deberían replantearse. Eso no quiere decir que a la derecha le vaya mejor, que el centro pueda reclamar su ponderación o que la izquierda se quede sin discurso. Lo que quiere decir es que los distintos sectores políticos tendrán que replantear sus narrativas.

Muy probablemente el uribismo, ahora en busca de una alianza con la clase política del país, busque reivindicar los beneficios de la vacuna y la reactivación, de mostrar que pese a todas las críticas no dejan que el país se derrumbe como Venezuela o Cuba. Mientras tanto, el centro, pero sobre todo la izquierda tratarán de minimizar los logros luego de la finalización de la pandemia. La idea será mostrar que el virus se fue pero los problemas estructurales persisten: inequidad, corrupción, el daño ambiental, la violencia política, etc.

La suerte dependerá de cómo los actores políticos logren convertir la nueva realidad de los próximos doce meses en una narrativa que los ponga en la línea de partida para el 2022.

Sigue en Twitter @gusduncan