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Ospina tiene razón

El alcalde y su secretario deben ser los que establezcan el norte y elaboren estrategias. Ellos son los que fueron electos y los que rinden cuentas.

24 de agosto de 2022 Por: Gustavo A. Orozco Lince

Mis diferencias con Ospina han sido muchas. Creo que eso está bastante claro. Pero esta vez, en la discusión de la designación de Comandante de la Policía, creo que tiene la razón. No tiene mucho sentido que a un alcalde, cualquiera que sea, se le pida responder por la seguridad y que la ley lo considere la primera autoridad cuando no participa en la definición de su principal instrumento para hacerlo.

Hoy, por esa y otras contradicciones legales y de proceso, ya es bastante difícil que una alcaldía pueda realmente darle línea a la policía. Yo sí creo que debe ser así. El alcalde y su secretario deben ser los que establezcan el norte y elaboren estrategias. Ellos son los que fueron electos y los que rinden cuentas. La fuerza pública, como lo hace con el presidente, debe aterrizar esos direccionamientos a nivel táctico y operacional.

Pero la verdad es que en Colombia, aunque la ley lo establezca, eso no pasa y solo aplica cuando a unos o a otros les conviene. La relación de las alcaldías con sus policías depende casi que exclusivamente de la relación que el mandatario de turno logre construir con sus uniformados. Una mala relación entre un alcalde y un comandante es una receta para el fracaso.

Al tiempo, que la cadena de mando no incluya formalmente a autoridades locales y regionales crea un vacío dañino. Hoy por ejemplo, el Ministro de Defensa conoce poco de Cali. No vivió lo que fue el paro, no dimensiona el miedo con el que los caleños salimos de la casa, no ha visto lo que es una ciudad donde la ley está básicamente suspendida. Así que con semejante problemón en el que está Cali, liderando en homicidios y un alza de delitos como el hurto, no me explico como un gobierno novato excluye de forma automática a la persona que, para bien o para mal, debería ser quien sabe qué necesita la ciudad, qué funciona y cómo hacerlo. El alcalde podrá tener prioridades lejanas de la seguridad, pero su conocimiento de Cali es difícilmente cuestionable y claramente superior al de muchos en Bogotá.

Entiendo las dudas con que Ospina tuviera injerencia en el nombramiento con lo que conocemos de sus actitudes frente al vandalismo e inoperancia frente al crimen. Pero tener a los alcaldes participando en la decisión de quién asumirá las riendas de la Policía en sus jurisdicciones los hará precisamente más responsables de la seguridad de su ciudad. Sacarlos de la toma de decisión es entregarles una carta fácil para lavarse las manos.

En la designación de comandantes no puede incluirse a los alcaldes solamente cuando nos gusten. En todo caso, esta discusión hoy tiene poco que ver con las capacidades de los designados. El coronel Gualdrón, está preparado para asumir el mando de la Mecal. Soy optimista de que este Comandante siga el curso que le deja su antecesor y continúe trabajando por recuperar nuestra tranquilidad y la confianza de todos, absolutamente, todos los caleños.

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