Encantadores de serpientes
La sed que tenemos (con razones de sobra) para que los criminales dejen de andar tranquilamente nos hace presas fáciles de los que lo prometen cambiar.
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6 de abr de 2022, 11:45 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:36 p. m.
La tentación de lo que suena bonito es enorme y riesgosa en política. Y no solo para los no educados o los incautos. Todos tenemos chance de caer, sobre todo en medio del desespero en nuestros países por soluciones reales a los problemas que todos los días aguantamos y nadie resuelve. Y es igual en la corriente que sea. La derecha y la izquierda populistas se parecen y se copian, especialmente en cómo despertar esa pasión ciega.
La mano dura extrema frecuentemente es eso. Una propuesta populista que suena bonito y que se aprovecha de las ganas tremendas de la gente de tener tranquilidad. La sed que tenemos (con razones de sobra) para que los criminales dejen de andar tranquilamente nos hace presas fáciles de los que lo prometen cambiar.
Pedir justicia es una obviedad en todo este continente porque sus asomos son como una aparición divina. Pero la realidad es que los que dicen representar ese anhelo se quedan muy frecuentemente cortos en resultados. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, es el más reciente abanderado de la mano dura con esteroides. Yo, sin embargo, tengo serias dudas sobre lo que logrará.
Hoy pareciera un defensor real de la seguridad, pero Bukele es un encantador de serpientes. Es actor profesional, un político populista, y hasta podría terminar siendo un bandido más si las acusaciones en su contra por pactos ilegales con pandillas son ciertas.
Lo que hoy pasa en El Salvador no es un ejemplo. Ni para los mismos salvadoreños que parecen estar felices con un presidente que les endulza el oído pero que no podrá cumplirles con protegerlos. Se ignora como si fuera algo insignificante que el presidente perteneció y fue electo con el partido sucesor de la guerrilla salvadoreña. ¿De verdad uno puede comulgar con la violencia política para al siguiente día ser el adalid de una causa anticrimen? Algo no me cuadra.
Y aun si ese no fuera su pasado y sus intenciones fuesen genuinas, lo que propone Bukele es un arma de doble filo. Amenaza a los prisioneros con dejarlos sin comida, sin sol y con multiplicar a que encierra sin juicio. Se le olvida a este genio que las cárceles son nidos de ratas, de reentrenamiento criminal y que han dado vida a organizaciones ilegales transnacionales como el PCC en Brasil. Se le olvida que una cárcel que solo castiga, que no da oportunidades, solo alimenta el resentimiento y cultiva asesinos.
El que entra como pandillero sin tener sangre en las manos saldrá como un sicario sediento por matar. Por eso los métodos de Bukele, que suenan bonito ante el desespero, podrán terminar siendo contraproducentes. Su discurso, bastante bien alineado con lo que los salvadoreños quieren escuchar, se quedará probablemente corto en cambios reales. Aún peor, creo que las palabras de Bukele siembran semillas venenosas en un país devastado por el terrorismo y el crimen organizado. Hoy tienen maras, ojalá mañana no las estén añorando.

Ha sido asesor del gobierno nacional y local y actualmente es consultor en temas de seguridad nacional. También lidera la Fundación Objetivo Cero que trabaja por reducir la violencia en el Pacífico colombiano. Ha sido reconocido como estudiante sobresaliente por el Presidente de los Estados Unidos, becario por méritos durante su pregrado y posgrado, miembro de la sociedad de Honor Phi Beta Delta, y fue reconocido como uno de los 100 voceros juveniles de Colombia por el British Council.
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