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Un buen número de padres se matan trabajando duro para crear la empresa que sus hijos y/o sobrinos se tiran en un santiamén.

7 de marzo de 2019 Por: Gonzalo Gallo

Un buen número de padres se matan trabajando duro para crear la empresa que sus hijos y/o sobrinos se tiran en un santiamén.

Con el falso lema ‘que a mis hijos les toque fácil’ los miman tanto que al final les toca bien difícil.

No los preparan para trabajar duro y esforzarse y, claro, no pueden valorar lo que recibieron sin lucharlo.

Los padres deben entender que lo regalado no es valorado y que uno sólo se aprecia lo que obtiene con dificultad.

Es lo mismo que pasa en el deporte en el que sólo triunfa quien es rico en compromiso, resiliencia y disciplina.

Por eso dice un viejo refrán: “Abuelo bodeguero, hijo tabernero, nieto pordiosero”. Tan sabio.

El abuelo se mata cargando toneles en una bodega, el hijo derrocha lo que no trabajó y el nieto pasa necesidad.

“Mi abuelo montó en camello, mi padre en Mercedes Benz y yo el nieto también monto ya en camello”, reza un refrán árabe.

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