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Ningún deporte se juega sólo con las manos o las piernas, ante todo se juega con la mente y las emociones y el alma.

15 de julio de 2018 Por: Gonzalo Gallo

Un buen ejercicio es juntar en un video las escenas más ricas en carga emocional negativa de los jugadores del Mundial.

Ante tanta presión se descontrolan y de allí surgen peleas, golpes, faltas infantiles, desaliento, y lógico, expulsiones o derrotas.

Es bien fácil comprobar cuáles jugadores han trabajado el autocontrol y cuáles son marionetas de sus emociones.

Ningún deporte se juega sólo con las manos o las piernas, ante todo se juega con la mente y las emociones y el alma.

Cuando un deportista está mal de ánimo, su cuerpo no responde bien y comete graves fallas o simplemente no rinde.

Es una valiosa lección para educadores, padres, hijos, y también para todos porque desnuda la poca o mucha inteligencia emocional.

Muchos partidos se pierden porque los jugadores son incapaces de tener un control mental y emocional.

Y algo más: todo fluye mejor cuando un deportista también se apoya en el inmenso poder de lo espiritual.

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