Oasis
Cuenta la historia que cierto día una sabia maestra escuchó a dos jóvenes hablando después de una meditación.
Cuenta la historia que cierto día una sabia maestra escuchó a dos jóvenes hablando después de una meditación.
Estaban reprobando con acritud el comportamiento de otra y se regodeaban en sus juicios despedazando a la compañera.
Ella conocía a los tres, se acercó y les dijo: “No juzgues a otro porque no conoces su pasado y no conoces tu futuro.
Lo grave de los juicios no amorosos es que fácilmente criticas lo que tú mismo tienes sin aceptarlo, lo vives o lo vas a vivir”.
Es muy fácil elaborar juicios. Hoy es un día estupendo si tomas consciencia de cómo la mente los teje todo el día sin cesar.
Casi que al mirar a alguien juzgas algo sobre su figura, su porte, su caminado y sus ropas, sin necesidad de hablar.
Pero no todos los juicios son malévolos, son apreciaciones que brotan espontáneamente y no hacen daño.
Lo importante es evitar aquellos juicios en los que se critica, se piensa mal y está en juego el honor del otro.
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