El pais
SUSCRÍBETE

Oasis

No para esperar una vida sin obstáculos, sino para creer que, pase lo que pase, seremos capaces de dominarlo.

7 de octubre de 2022 Por: Gonzalo Gallo

Amado Dios, preocuparme me deja sin alientos, pero confiar y ocuparme me da paz y me aleja de la trampa del desespero.

“No se preocupen por el mañana -dijo Jesús-, porque cada día tiene bastante con sus propios problemas”.

Hay que confiar en tu amor, Dios mío, y creer que nunca vivimos nada que no podamos sobrellevar.

Hay vida después de un duelo, hay vida después de una quiebra y también hay vida después de una separación.

El miedo y la ansiedad causan graves estropicios cuando se cuelan por los entresijos del alma.

Hay que alejarlos y el único medio es ponerme en tus manos amado Dios y confiar en tu amor infinito.

No para esperar una vida sin obstáculos, sino para creer que, pase lo que pase, seremos capaces de dominarlo.

Y es que “aún en el peor lugar podemos reaccionar con fe, incluso en un campo de concentración”. Víctor Frankl.

AHORA EN Gonzalo Gallo