Oasis
No para esperar una vida sin obstáculos, sino para creer que, pase lo que pase, seremos capaces de dominarlo.
Amado Dios, preocuparme me deja sin alientos, pero confiar y ocuparme me da paz y me aleja de la trampa del desespero.
“No se preocupen por el mañana -dijo Jesús-, porque cada día tiene bastante con sus propios problemas”.
Hay que confiar en tu amor, Dios mío, y creer que nunca vivimos nada que no podamos sobrellevar.
Hay vida después de un duelo, hay vida después de una quiebra y también hay vida después de una separación.
El miedo y la ansiedad causan graves estropicios cuando se cuelan por los entresijos del alma.
Hay que alejarlos y el único medio es ponerme en tus manos amado Dios y confiar en tu amor infinito.
No para esperar una vida sin obstáculos, sino para creer que, pase lo que pase, seremos capaces de dominarlo.
Y es que “aún en el peor lugar podemos reaccionar con fe, incluso en un campo de concentración”. Víctor Frankl.