Oasis
Lastimosamente los gobernantes no soportan al lado un buen abogado del diablo que les abra los ojos.
En palabras de un humorista: hay personas con una gran imaginación. Imaginan que todo lo que hacen está bien.
Esto suele ser una constante entre los gobernantes y sobran aduladores y lagartos que se los confirman a diario.
Lastimosamente los gobernantes no soportan al lado un buen abogado del diablo que les abra los ojos.
Desde esta óptica perversa todo opositor está equivocado, es un enemigo, un antipatriota, o un delincuente.
El ego, que es el yo soberbio, es el causante de muchos estragos y demasiados conflictos.
El ego orgulloso siempre está convencido que tiene la razón, no sólo un pedacito de ella.
Y ante esa premisa, sólo cabe una conclusión sin apelación: todos los demás están equivocados.
Por eso la Iglesia es sabia cuando nombra un abogado del diablo que busque todas las fallas de un candidato a ser santo.
En el Palacio de Nariño sobran los abogados, hay diablos y también algunos buenos seres. Pero, ¿cuántos son humildes?
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