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¿Dios es misógino?

Sí, el Dios de las religiones sí es misógino porque las religiones...

27 de noviembre de 2012 Por: Gloria H.

Sí, el Dios de las religiones sí es misógino porque las religiones fueron creadas por los hombres (varones) en su afán de explicarse el mundo. Y para ellos sólo existía una sola manera de mirar la vida, la patriarcal, la de ellos. Entonces, las religiones se fueron cimentando sobre la valoración excesiva del hombre, en detrimento de la mujer. Y basta hacer un recorrido por algunas de las religiones más ‘representativas’ para encontrarse con esa agresiva y fatal discriminación. El domingo 25 de noviembre se celebró el día mundial de la “no violencia contra la mujer”: hubiese sido interesante conocer la explicación de esas religiones patriarcales frente a su discriminación absoluta contra la mujer. Cómo pueden argumentar que la mujer no ocupe el mismo lugar del hombre en su jerarquía religiosa: ¿Cómo lo justifican? Además, es interesante conocer si se atreven a revisar qué tanto de las creencias religiosas que ellos vivencian y pregonan, puede ser material ‘de apoyo’ que fomenta la violencia de género contra las mujeres. ¿Qué tan responsables son las religiones patriarcales de la violencia de género? Porque tanto el Papa, como el Dalai Lama, los monjes Zen o los budistas no permiten una mujer cerca a sus vidas. Pareciera que se ‘contaminaran’ y no aceptan su presencia en sus vidas. Ah, me equivoco, para servirlos sí, para limpiar, arreglar, cocinar, planchar la ropa… Para estas religiones, la mujer tiene una energía tan poderosa, a la que le tienen pavor, por eso la necesitan sometida, controlada, dominada.Y cuando se transmite ese mensaje ‘divino’ de que la mujer debe obedecer, someterse, bajar la cabeza ante el hombre que manda, ¿cuántos varones no hacen de sus casas unas pequeñas ‘iglesias’ donde el poder masculino se debe imponer a toda costa con la obligación de la mujer de obedecer todos sus criterios y vejámenes?La sexualidad de la mujer ha sido durante siglos un misterio para los hombres. Como no saben qué es lo que ellas sienten, les aterra no tener dominio sobre ese ‘poder femenino’. La historia está plagada de ejemplos de sometimiento sexual: los famosos cinturones de castidad, la ablación femenina, el clítoris como ‘atrofia’ del pene, la histeria como negación del placer, la inquisición y persecución a las brujas, la prohibición a que goce y sienta, todos estos ‘criterios’ masculinos tan contaminados de religión que han invadido la cultura y que se vuelven controles ‘naturales’. Pero estas ignorancias culturales tienen el sello de las religiones y de ser ‘opiniones’ masculinas pasan a ser ‘opiniones divinas’ produciendo el aval para que el abuso tenga la ‘bendición’ religiosa. Porque quieren imponerle a la mujer, que ni su cuerpo, ni su mente ni su deseo le pertenezcan. Son ‘propiedades’ masculinas, avaladas por las religiones que también la discriminan desde las jerarquías sin intentos de modificación.Entonces el cuerpo de la mujer es malsano. Ella peca, es bruja, es mala. ¿Qué tanto tiene que ver este Dios misógino con la violencia de género? ¿Cuántas veces la justificación de esa violencia tiene sello religioso? ¿Se atreven a preguntárselo religiones patriarcales? El Dios de la espiritualidad no es misógino. El Dios que no tiene ni necesita religión, el Dios de los casados, de los separados, de los fieles, de los infieles, de los homosexuales, de las lesbianas, de las mujeres y de los hombres, de los buenos y de los ‘malos’, ese Dios no es misógino. Ni excomulga, ni castiga, ni condena. Ese es un Dios de amor, el Dios, que en definitiva, está en el interior de cada quién. ¿Para qué entonces los intermediarios religiosos?

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