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Cada quién…

Hay dos maneras de enfrentar la vida. Sentarse ‘a la orilla’, a...

23 de julio de 2013 Por: Gloria H.

Hay dos maneras de enfrentar la vida. Sentarse ‘a la orilla’, a criticar lo que no nos gusta, a señalar las fallas, a culpar al gobierno, a renegar por lo que pudo haber sido y no fue o… Las mismas circunstancias, la misma película, pero participar en ella, ‘meterse’ en el asunto, ver en qué se puede colaborar y entonces, como magia, los hechos se mueven. No importa que no crea porque independiente de su creencia, la verdad ‘científica’ es que no somos materia sino energía condensada. Y la energía es lo que pensamos, lo que creemos y como vivimos. Por ello, si usted vive en la amargura, si escoge el primer escenario que describo al comienzo, pues entonces usted vivirá en la amargura. Nada ni nadie lo sacará del hueco porque usted fue el que se metió en él. Pero si escoge participar, ‘untarse’, las circunstancias son otras. ¡Usted las crea diferente de acuerdo a su energía!¿Sabe usted cuánto cuesta una sonrisa? ¿Logra medir lo que hace una actitud colaboradora en el espíritu de quién la recibe? Pues bien, esos dos hechos, sonreír y colaborar (como mínimo) es lo menos que podemos hacer los que vivimos en Cali durante los próximos días, con ocasión de los Juegos Mundiales. Ya ‘metidos en el gasto’, la oportunidad es maravillosa para que los que lleguen puedan recordar, más que las vías o las calles, los edificios o el cemento que ‘conforma’ la estructura de Cali, que ellos puedan recordar la amabilidad de sus gentes, sus deseos de colaboración, la sonrisa con que respondíamos sus inquietudes. Cuando se está en París, por ejemplo, un ‘sudaca’ se puede descrestar con su historia citadina, calles, monumentos, edificios, pero se impacta con la repelencia y frialdad de los parisinos. ¡Ni una sonrisa, ni una colaboración! Pareciera que oliéramos feo (¿no son ellos los que huelen feo?) Aún más te pueden mirar ‘por encima del hombro’ como si fueras ciudadano de segunda categoría o porque no tienes plata o porque tienes aire de país subdesarrollado. En fin, sí recordamos las ciudades pero difícilmente la atención y colaboración de sus gentes. En eso afortunadamente los latinos somos de mejor condición y la solidaridad es parte de nuestro sello característico.Por eso, los Juegos los hacemos todos, adentro y afuera de los escenarios. Recordar a Cali puede ser tan fácil (y agradable) si la propuesta ciudadana es sintonizarse con una oportunidad maravillosa de amabilidad y colaboración. A veces nos cuesta crecer ‘comunitariamente’ y esperamos que papá-mamá gobierno lo haga todo. Pero una comunidad es cada vez más adulta en la medida en que se responsabiliza de su actuar. Cada quien en Cali es responsable de la imagen que entreguemos de los Juegos. Ninguna ciudad de Colombia ha tenido una representación deportiva de tal envergadura y es hora de aprovecharla. La colaboración es una cadena de pequeños detalles que se suman y dan como resultado, primero, un sentido de pertenencia importantísimo para, segundo, construir un vínculo y entonces sí, ver los efectos del compromiso. Que a la larga nos terminan favoreciendo a todos. Si hay que gastar el mismo esfuerzo remando positivo o remando negativo, ¿Por qué escoger el camino más tortuoso?No crea que usted no tiene que ver ‘nada’ con los Juegos. Si está en Cali puede, al menos, sonreír y ser amable. ¿Cuánto cuesta una sonrisa y a la vez, cuánto desarma esa misma sonrisa? La agresividad puede menguarse con amabilidad… no es fácil de creer porque la tentación de la rabia y humillación nos obnubila. Pero ensayemos a ser amables y sonreír que si el experimento resulta, se puede volver costumbre. ¡Y ganamos todos!

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