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¿Se acabó la guachafita?

Habrá nuevas caras, pero es el mismo Congreso. ¿Se acabó la guachafita? No lo creo.

20 de julio de 2022 Por: Vicky Perea García

Arranca una nueva legislatura con grandes expectativas de generar una serie de cambios que se requieren de manera urgente. En primer lugar habría que decir que el nuevo gobierno de Gustavo Petro ha movido bien sus fichas y en la necesidad de construir gobernabilidad apeló a la habilidad de un viejo zorro de la política como Roy Barreras.

Da risa escuchar a algunos que se rasgan las vestiduras cuando es una situación que cualquier gobierno haría en el mundo al no tener las mayorías en el Congreso. ¿Cómo se puede gobernar si tienes el Congreso en contra? Es inviable, por lo tanto la búsqueda de acuerdos del nuevo gobierno era previsible y necesaria.

Comienza este Congreso con un 61% de legisladores nuevos, lo que uno esperaría es que buena parte de los que llegaron no arrastren los viejos vicios que tantas veces hemos criticado. El presidente electo sabe que es el momento en que se deben mover las grandes apuestas de su programa de gobierno, luego se cambiará la torta y el desgaste político, las fracturas, los incumplimientos y los intereses de cada bancada harán de las suyas y seguramente el partido de gobierno volverá a quedar solitario.

Por ahora será indispensable que el Congreso tome las riendas del cumplimiento de los acuerdos de paz, bastante abandonados por Iván Duque. Los asesinatos de excombatientes, líderes sociales, el acoso de grupos ilegales en algunas zonas del país ameritan una intervención profunda y decidida para enfrentar este interminable conflicto que desangra el país. Ahora, todos sabemos que el narcotráfico es el gran disparador de toda esta máquina de guerra. ¿Qué propondrá el nuevo gobierno? ¿Cuál será su fórmula para enfrentar el acoso de los perros de la guerra? No hay claridad sobre cómo se atenderá esta escalada de muerte que tiene a departamentos como el Cauca, Córdoba y Antioquia en situación caótica.

A lo anterior hay que sumarle la reforma tributaria a la que el gobierno electo está apostando para lograr el presupuesto necesario para adelantar sus programas de corte social. Al frente estará un hombre respetado como José Antonio Ocampo lo que generará cierta tranquilidad en los sectores económicos. Sin embargo, muy pocos quedarán satisfechos y las críticas lloverán.

Pero quizás la reforma política y la reforma agraria que se están anunciando serán muy complejas y requerirán una dedicación permanente de los congresistas. Difícil será que los mismos congresistas se regulen, se bajen el salario, las vacaciones y todas esas prácticas que han hecho del Congreso una de las instituciones más desprestigiadas. Ojalá entiendan el rechazo de los colombianos y asuman un compromiso por depurar las prácticas corruptas y delincuenciales de tipejos como Mario Castaño que tanto mal le han hecho al Legislativo.

Muchas expectativas, es cierto, y me temo que la realidad terminará estrellándose contra los rostros de los ciudadanos. Habrá nuevas caras, pero es el mismo Congreso. ¿Se acabó la guachafita? No lo creo.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte
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