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Reyes de la montaña

“Sólo el orgullo impidió que no me retirara después de la primera etapa -recordaba Beyaert-.

26 de julio de 2017 Por: Gerardo Quintero

“Sólo el orgullo impidió que no me retirara después de la primera etapa -recordaba Beyaert-. Yo era el campeón olímpico y no quería que me derrotaran unos ciclistas de los que nadie había oído y que entre todos no lograban una bicicleta decente. En Colombia aprendí lo que significaba la palabra coraje”.

Así recuerda el gran ciclista francés José Beyaert su periplo por la Colombia rural y violenta de 1952, cuando vino a correr nuestro Tour. Las palabras retomadas por el escritor inglés Matt Rendell, en ‘Reyes de las Montañas’, rememoran las hazañas de los precursores. Endurecido por la experiencia, como relata Rendell, Beyaert traumatizó a Colombia destruyendo la oposición nativa y ganando la segunda vuelta en 1952. Eran los tiempos del reino del ‘Zipa’ Forero y el país se paralizaba con cada carrera que recorría verdaderas trochas. Hace poco tuve la ocasión de dialogar con don Pedro J. Sánchez, ‘El León del Tolima’, quien hace 49 años logró la hazaña de ganar la vuelta a Colombia a ‘Cochise’ Rodríguez.

Cuando le pregunté cuál fue su estrategia para ganar la Vuelta a Colombia de 1968 soltó una de esas frases que por simple, abruma: “La táctica era sencilla, cuando arrancábamos una vuelta el plan era que yo tenía que ir adelante”.

Imaginen esa pregunta a un técnico de fútbol, tendríamos que esperar horas de respuesta y traductor para simplificar la ‘carreta’.

Hoy cuando Colombia parece redescubrir el verdadero deporte en el que es potencia, donde los deportistas no lloran porque tienen que correr todos los días, mientras otros se lamentan porque juegan miércoles y domingo, vale la pena recordar a esos ‘Cochise’ Rodríguez, Ramón Hoyos, Samacá, nuestra ‘Bruja’ Montoya, ‘El Ñato’ Suárez, entre otros.

Cuando se escucha la autenticidad de Rigoberto o la sinceridad de Nairo, vale la pena cuestionarse el daño que ha hecho el fútbol a otros deportes. Toda la atención de los medios centrada en muchos futbolistas mediocres que no merecen ese despliegue ni son el mejor ejemplo en lo deportivo. Lo anterior sumado a las prácticas mafiosas de directivos que compran y venden jugadores como esclavos, pagan prostitutas, arreglan partidos, destrozan carreras, amenazan periodistas, patrocinan barras bravas, triste escenario de un fútbol que hoy es todo menos lo que creemos.

Los cinco podios consecutivos conseguidos en grandes vueltas son gestas superiores a lo que ha hecho una Selección de fútbol. Si a eso le agregamos el comportamiento de estos chicos, su respeto, sencillez, autenticidad, su ausencia de drama en las derrotas y su gallardía en la victoria, todo eso, los encumbra como nuestros verdaderos embajadores deportivos.

En medio de la cloaca que destila Colombia en cada escenario actual, qué bocanada de aire fresco son los triunfos de ciclistas colombianos. Tanto hay allí para aprender de coraje, valentía, honradez, seriedad, fortaleza ante los días malos, honestidad, autocontrol, en un país con sus valores trastocados y sus políticos compitiendo por quién puede descender más abajo de la alcantarilla de donde provienen.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

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