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La revolución del Ubuntu

Ubuntu es una palabra del sur de África, poco conocida en estos lares, como tantas cosas que deberíamos aprender del continente negro.

14 de octubre de 2020 Por: Gerardo Quintero

Ubuntu es una palabra del sur de África, poco conocida en estos lares, como tantas cosas que deberíamos aprender del continente negro. La descubrí en el libro del periodista John Carlin, ‘El factor humano’, que cuenta detalles del famoso partido de Rugby que ese gran líder Nelson Mandela convirtió en un elemento de cohesión y reconstrucción social de la dividida Sudáfrica.

El término Ubuntu es un legado para sanar heridas. Fue la forma como se encontró Sudáfrica, marcada por el atropello del apartheid y casi al borde la guerra civil, para poder hallar la verdad. Una verdad que por dolorosa que fuera, era necesaria para seguir mirando hacia adelante como nación. Albert Figueras, médico, escritor y, como llaman ahora, afamado ‘spiker’ catalán, escribió un libro que se llama ‘Ubuntu:
Sudáfrica, el triunfo de la concordia’. Y lo que recuerda Figueras es que en los convulsionados años 90, cuando Mandela tras 27 años de infame cautiverio en Robben Island, sale para convertirse en presidente del conflictivo país, la filosofía del Ubuntu se transforma en su modelo a seguir. Esta palabra que exportó Sudáfrica al mundo, de la mano de Mandela, significa comunidad, fraternidad. Pero sobre todo significa perdón y se convierte en la oportunidad para poder cohesionar a un grupo de lo que antes era tan solo individuos o clanes enfrentados por el odio o el resentimiento.

Ubuntu fue el espacio al que fueron víctimas y victimarios a curar sus heridas, a conocer la verdad, y a pedir perdón. Muchos de estos episodios terminaron con reconfortantes expresiones de templanza, reconciliación y propósitos de continuar hacia adelante por un país que intenta reconstruirse, a pesar de años de opresión y exclusión. Esas verdades por dolorosas que fueran no intentaron ocultarse, olvidarse o negarse. A pesar de la crudeza de los testimonios, permitieron conocer entramados y realidades violentas que se vivieron durante un terrible periodo en el país africano. Desmond Tutu, clérigo y pacifista sudafricano, conocido por su lucha contra el Apartheid y laureado con el Premio Nobel de la Paz en 1984, le dio un definición más amplia al señalar que “una persona con Ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazado cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí mismo ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, y que se decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos”.

El Ubuntu es una verdadera revolución del espíritu. Sin duda esta palabra que proviene de las lenguas Zulú y Xhosa tiene una carga tan significativa y podría aplicarse en tantos lugares del mundo. En Sudáfrica el Ubuntu sirve de lazo de unión entre las diferentes culturas. Esta filosofía apela ante todo a la integración y aceptación de los unos a los otros a pesar del violento pasado. ¿Dónde se aplica el Ubuntu? En la resolución de conflictos, en el posconflicto y en el trabajo en equipo. El proceso de paz sudafricano y Mandela en particular recordaron, una y otra vez, que la paz se hace con tus enemigos y se construye pensando en el futuro. Cuánto nos falta por apreciar y cuánto nos falta por aprender como sociedad.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

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