Un escándalo por día
En el entretanto la ciudad desesperanzada camina al despeñadero. ¿Qué salida nos queda a los caleños?
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2 de nov de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:16 p. m.
Lo que está pasando en Cali es de no te lo puedo creer. Decir que la ciudadanía esta perpleja es poquito. Ya en una columna anterior describimos los escándalos de contratación, la creciente inseguridad en la ciudad, los problemas de la movilidad, las invasiones, las basuras por todo lado. Incluso llegué a pensar que la ciudad está tan mal que ya tocamos fondo, que nos fuimos al hueco, que la cosa es tan grave que era imposible que la situación pudiese empeorar. Resulta que no, que todavía no hemos llegado al final de la pendiente descendiente y que el salto al vacío que dio la ciudad parece no tener fin.
La semana pasada salieron a la luz pública nuevos cuestionamientos a la administración municipal. Y como en la canción de vallenato, no fueron uno, ni fueron dos…
El domingo en un medio de circulación nacional se presentó un informe tenebroso sobre el alquiler de armas de fuego en Siloé y Aguablanca. Arma corta, se le tiene. Arma larga, se le tiene. Lo que usted requiera para delinquir se le tiene. La quiere por horas, también se le tiene. Dios mío, ¿a dónde hemos llegado?
Por si esto no fuese poco reventaron varios nuevos escándalos por presuntas irregularidades. El Concejo pidió explicaciones por unos separadores viales muy cerca a Chipichape, se ven muy bonitos, pero medio inútiles y al parecer con sobrecostos.
Como si esto fuera poco se prendieron todas las alarmas frente a un presunto contrato con sobre precio para ofrecer alimentación a la Policía. Aquí no para la cosa, también se conoció de un posible mayor valor de óigase bien, $15.000 millones para realizar el catastro multipropósito.
Seguimos, paramos, seguimos, paramos. Presuntas irregularidades con la chatarrización en la ciudad, caos en los desfiles de Halloween, nuevas denuncias por la contratación de la Feria de Cali 2022, como si con lo que hicieron con la feria virtual en la pandemia no fuera suficiente. Cerremos con el viral contrato de influenciadores para mejorar la imagen del alcalde. Esa platica se perdió. ¿Cómo va a mejorar la imagen?, si no gobierna y cada semana surgen infinidad de cuestionamientos.
En menos de una semana saltaron ocho noticias diferentes con cuestionamientos, casi uno por día. Esto no es solo doloroso, triste y vergonzoso, parece más bien una historia novelada por García Marqués y su realismo mágico. Creo que usted al leerlo debe pensar que me enloquecí, que esto no puede ser cierto, que esto no puede estar pasando en Cali.
Lo verdaderamente doloroso, triste, vergonzoso y macondiano es que lo más probable es que no pase nada. No lo suspendan, no lo sancionen, nada. En el entretanto la ciudad desesperanzada camina al despeñadero.
¿Qué salida nos queda a los caleños? Ninguna, la ciudad seguirá al garete, dirán muchos. Probablemente tengan razón, pero no podemos desfallecer, nadie nos va a venir a resolver el problema por nosotros. Nos toca a los caleños responsabilizarnos de generar el cambio democrático, ¿o cuál será el legado que le vamos a dejar a nuestros hijos? ¿Nos acabaron la ciudad y no aprendimos nada?
Hace días vengo dando lora con la idea que la sociedad civil y los actores políticos de la ciudad construyamos un gran acuerdo para rescatar la ciudad. Uno donde quepamos todos, uno donde se recupere la confianza, el civismo, la solidaridad, uno donde prime el interés general sobre el particular, uno donde los caleños nos miremos a los ojos y nos sintamos orgullosos de dónde venimos.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
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