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Alcalde indigno

Lo cierto es que el alcalde perdió el respaldo de sus compañeros de ideología y está claro que no goza de gobernabilidad.

5 de octubre de 2022 Por: Vicky Perea García

“Érase una vez una viejecita sin nadita que comer sino carnes, frutas, dulces, tortas, huevos, pan y pez”. Rafael Pombo se quedó corto para lo que pasa en Cali.

Érase una vez un alcalde sin nadita que contratar sino alumbrados navideños, ferias virtuales, televisores, paneles solares y miles de contratos de prestaciones de servicio. Los hallazgos parecen ser evidentes, pero el cinismo de la administración es desconcertante.
Resulta que reclamar y exigir que los recursos públicos sean utilizados con pulcritud es matoneo. Resulta que, si la Procuraduría y Contraloría generan unos hallazgos, es persecución.

Al alcalde de nuestra ciudad le importa un pito seguir azuzando el odio y la lucha de clases. Él prefiere de manera irresponsable, victimizarse. Es por ello por lo que tachó a los manifestantes pacíficos, pero indignados que llegaron al CAM, como “camisas blancas, de la clásica arrogancia derrotada” y los acusó de tenérsela montada. Pobre viejecita, como el poema. Creo que a la mayoría de los caleños le hubiese gustado verlo condenando las vías de hecho con esa misma determinación y vehemencia cuando la ciudad estuvo secuestrada y destruida por la violencia.

Lo cierto es que para otros mandatarios esta estrategia ha sido efectiva, pero creo que en esta oportunidad no le va a funcionar, ya nadie le cree. Ni si quiera los suyos, ellos ya lo están dejando solo y los que en el pasado lo apoyaron hoy saltan del barco. El Partido Verde que lo acompañó incondicionalmente y lo avaló, firmó un comunicado haciéndose a un lado. El senador Alexánder López ha sido crítico y sus denuncias contundentes. Gustavo Bolívar no se ha quedado atrás.

Parece que el alcalde le huele feo a la Colombia Humana y no quieren que los contagie con su desprestigio, así él diga que ha sido un alfil del presidente Petro. Que por cierto cabe la pregunta, ¿no podrá ser tomado esto como una confesión de haber participado en política en la campaña presidencial? Vaya uno a ver y ve.

Lo cierto es que el alcalde perdió el respaldo de sus compañeros de ideología y está claro que no goza de gobernabilidad. La ciudadanía no lo quiere, ¿o a cuento de qué es el alcalde con la favorabilidad más baja del país?

El único respaldo aparente que le queda es el de algunos de los que lo acompañaron en su campaña y que hoy forman parte de su gobierno. Las preguntas que nos hacemos los caleños son: ¿Hasta cuándo van a seguir apoyando a un alcalde cuestionado? ¿Hasta cuándo el Concejo lo va a respaldar? ¿Hasta cuándo algunos grupos políticos seguirán dentro de la coalición de gobierno? ¿Qué más tiene que pasar en la ciudad para que se distancien?

Los que deben determinar la responsabilidad del alcalde en todo lo que ha venido saliendo a la luz pública son las autoridades y mal haría yo en hacerlo. Lo que sí puedo concluir es que al alcalde de Cali así haya salido a revirar aparentando estar muy “tieso y muy majo, con pantalón corto, corbata a la moda*”, la ropa le quedó grande como la ciudad. (*Rafael Pombo).

En el pasado no olvidado de nuestro país ya han entrado elefantes a nuestras espaldas y nos guste o no, puede ser que al final el alcalde no termine siendo encontrado como responsable directo de todo lo que ha pasado con la contratación, pero de lo que sí no tengo la menor duda es que Cali merece algo mejor, el alcalde Ospina es indigno para el cargo y debería renunciar.

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