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Segundo socio

Vivimos en un mundo en el cual la rivalidad Estados Unidos-China se ha convertido en dato clave para las relaciones con estos dos países. No es aconsejable entrar a formar parte de esa rivalidad.

21 de octubre de 2022 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Hablamos muy poco de China, la potencia que quiere rivalizar con Estados Unidos. Y el país que ha ido disputando -y de qué manera- la presencia de Estados Unidos en América Latina y el Caribe. De vez en cuando he publicado columnas que muestran la abrumadora acción de China en países como Chile, Venezuela, Argentina, Perú, Ecuador, Brasil, Centroamérica y las Islas.

Casi siempre he recurrido a los excelentes trabajos de Margaret Myers en el Diálogo Interamericano. Y varias veces la he invitado a Colombia para compartir su conocimiento y visión con los empresarios colombianos que participan en el programa de presidentes en la Universidad de Los Andes. Ojalá pudiera venir con mayor frecuencia, particularmente en las complejas circunstancias que estamos viviendo.

Es relevante recordar que la relación comercial China-Colombia ha experimentado cambio fundamental. Un reciente informe del Diálogo trae este dato: China que estaba en el puesto 37 de nuestras relaciones comerciales es hoy nuestro principal socio comercial después de Estados Unidos. Y nuestras exportaciones de petróleo y carbón pasan de los tres mil millones de dólares al año.

Sin registrar los datos que se refieren al papel de China en el desarrollo de la infraestructura de transporte urbano y en otros sectores hay que reconocer que este país es actor clave en nuestra vida económica.
Fue el gobierno de Iván Duque Márquez el que le dio formidable impulso a esta relación bilateral. Y, por razones que desconozco, varios proyectos de gran significación no se materializaron.

Vivimos en un mundo en el cual la rivalidad Estados Unidos-China se ha convertido en dato clave para las relaciones con estos dos países. No es aconsejable entrar a formar parte de esa rivalidad. Ha pasado a ser tema muy significativo de nuestra política exterior. Razón de más para que empresarios, gremios, académicos, le otorguen la importancia que ya tiene, pero que no se refleja en el debate público.

¿Quién será el Embajador? ¿Cuál será su misión? ¿Cómo armonizar esta relación con la no menos importante con Estados Unido? ¿Y cómo extenderla urgentemente al sector cultural como ya lo ha hecho Chile, por ejemplo?

Es un elemento muy nuevo y muy importante en nuestra vida internacional con evidentes consecuencias en nuestro desarrollo. Ojalá así se entienda.

Todo indica que son muchísimos los productos que podríamos vender a China. Es hora de hacer buen inventario de los mismos y buena divulgación de los incentivos. Se diría que tenemos a la vista dos mercados millonarios: Venezuela y China. Sabemos que cuando nos van a comprar fallamos porque no tenemos las cantidades que nos solicitan. Pero ahí están disponibles bancos de datos como el que dirige Margaret Myers que pueden resultar indispensables.

Y, también, contamos con la experiencia de casi todos nuestros colegas americanos. Hay casos de éxito y enormes fracasos tanto en grandes negocios de inversión como de comercio. Es muy necesario prestar particular cuidado a aquellas inversiones que pueden tener impacto en el medio ambiente. Han sido casos muy conflictivos. El tema cultural, los intercambios universitarios, por ejemplo, requieren mucha atención y ayuda. Chile parece haber tenido una experiencia que vale la pena mirar.
Que hay un futuro deseable en China, no cabe duda. Que no es de fácil manejo, eso está bien claro. Que hay como aprender, es evidente.

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