Dificultades
Este gobierno recibió un país con consenso político roto, casi por mitades, referente a algunas cláusulas del Acuerdo Final de Paz. Unos hablan de polarización. Era muchísimo más,...
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22 de jul de 2022, 11:50 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:50 p. m.
Los gobiernos anuncian sus programas el 7 de agosto al inaugurarse en el Congreso. El 20 de julio anterior, la administración saliente hace balance de sus realizaciones. Esta columna no busca competir con esa rendición de cuentas ni con su antecesora en medios nacionales e internacionales. Para muchos ha sido novedad conocer esos datos porque sabemos que desde el primer día el gobierno Duque recibió trato negativo. ¿Por qué? Vale la pena desentrañar ese interrogante. Quizás sólo el gobierno de Virgilio Barco fue objeto de cubrimiento periodístico tan negativo, producto de una orquestación dirigida a destruir su imagen. La conmemoración del centenario de su nacimiento ha contribuido a corregir esa deformación histórica. El presidente Duque ha sido protagonista de esa rectificación apenas justa.
Analizar el desempeño de un gobierno requiere rememorar dificultades heredadas y sobrevinientes. Es lo que quiero traer, precariamente, en esta ocasión.
Este gobierno recibió un país con consenso político roto, casi por mitades, referente a algunas cláusulas del Acuerdo Final de Paz. Unos hablan de polarización. Era muchísimo más, se afectaron numerosos procesos decisorios, hasta la política exterior.
La pandemia desnudó la desigualdad, generó desempleo, hambre y ‘rabia social’, produjo inmensos costos y muchas tristezas y desolación.
Casi dos millones de migrantes venezolanos y de otros países. ¡Increíble carga para un país con las carencias de Colombia y las nuevas exigencias presupuestales del proceso de paz y la pandemia!
La administración Duque se inició sin gobernabilidad. No tenía mayorías en el Congreso, no contaba con apoyo de los medios de comunicación (desde el comienzo lo ‘ningunearon’) y un precario apoyo social.
Más que postconflicto tuvo que afrontar maxiconflictividad, en algunos casos inédita. Desde el primer día se rechazó una reglamentación a la protesta social. Tanto las Fuerzas Armadas como la Policía Nacional dieron signos de división interna que se tradujeron en escándalos.
El Sistema de Salud, en crisis financiera, no era ajeno a grandes latrocinios. Casi milagroso enfrentar así la pandemia.
Esta le ofreció a Duque visibilidad, recursos económicos y poder legislativo. Con todo, el impacto social fue descomunal. Y se reflejó en el proceso electoral.
La expansión enorme de los cultivos de coca y la facilidad para comercializar la cocaína propiciaron mayor desorden público, recursos ilegales y proliferación de crímenes contra defensores de derechos humanos, ambientalistas y exguerrilleros. La crisis colombo-venezolana estimuló muchas de estas situaciones. Empresas político-criminales, como la más reciente del congresista Castaño, continuaron el saqueo de recursos públicos denunciado varias veces por el contralor Edgardo Maya. El Cartel de la Toga y otros mostraron a qué nivel había llegado la corrupción.
La situación internacional sufrió cambios que nos impactaron. Hasta ahora inflación, recesión, etc. El cambio climático trajo derrumbes, inundaciones. El fatal 28 de abril desató protestas inusitadas.
Maxiconflicto en su horrible esplendor.
Un proceso electoral inédito que desembocó en dos candidaturas: la de Petro y la del Ingeniero. El gobierno estaba solo.
Reconocimientos internacionales respetables al manejo de la pandemia, a la reactivación económica o al tratamiento tan solidario a los migrantes parecen no influir en la percepción que formó parte de lo que denuncié varias veces, el ‘momento negativo’ que estaba viviendo Colombia en todos sus sectores.
Hay mucho que exaltar en la capacidad del presidente Duque para haber lidiado con tanta serenidad -no indiferencia- tan formidables dificultades.

Experto en Ciencias Políticas, profesor y diplomático. Estuvo vinculado a la Universidad de los Andes por 23 años, durante los cuales enseñó Ciencia Política y ocupó varios cargos como Rector Encargado, Vicerrector y Decano de Ciencias Políticas, entre otros. Se ha desempeñado como Embajador en Canadá, Representante Permanente de Colombia ante las Naciones Unidas, Embajador en Inglaterra, Ministro Plenipotenciario en Washington y encargado de Negocios. Fernando Cepeda Ulloa ha sido Ministro de Gobierno, de Comunicaciones, Consejero Presidencial y Viceministro de Desarrollo Económico.
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