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Difícil

El tema de la inflación estimula la gran preocupación por la situación del salario mínimo que para muchos es pilar fundamental del modelo social francés.

14 de octubre de 2022 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Repasar un periódico europeo permite darse cuenta de las dificultades enormes que diferentes gobiernos están experimentando. Imposible no comenzar con el caso dramático y muy doloroso de Ucrania.

Seguramente todos los lectores se habrán enterado del implacable ataque que las fuerzas militares rusas hicieron hace pocos días contra el territorio ucraniano. El presidente de esa nación describió así lo que un periódico francés tituló como un diluvio de bombas: “Después de 229 días de guerra ellos tratan de destruirnos y de borrarnos de la tierra”. Aterrador.

Este absurdo conflicto en lugar de aliviarse se agudiza cada vez más. Lo que acaba de ocurrir es realmente lo peor desde que esta absurda invasión se inició ya hace varios meses. Y la verdad verdadera es que la comunidad internacional se ha mostrado cuasi impotente frente a una situación tan desastrosa, tan injusta, tan cobarde.

Y no nos sorprendamos si bien pronto vamos a ver diluvios de bombas aún más inclementes. Como dice el editorial del periódico Le Monde es ya necesario que se reafirmen las líneas rojas en lo referente a la utilización de armas nucleares. Lo inaceptable sería que se banalizara el tema, porque está comprometido el interés de todos. Las potencias tienen que asumir sus responsabilidades. No es el momento para subestimar amenazas que creíamos inimaginables.

El próximo 20 de octubre es bien probable que el partido comunista extienda el periodo del mandato del presidente chino por otros cinco años. Tercer período.

En la Asamblea francesa el gobierno intentará la aprobación del presupuesto sin que exista votación porque carece de mayoría para obtenerla. Se valdrá de las facultades que le otorga la Constitución, el artículo 49.3. Por eso considero que el régimen político francés es semipresidencial y ni siquiera semiparlamentario.

Los votantes en Europa están virando hacia tendencia diferente de la que parecía predominante (en Italia, España, Suecia). Están pasando cosas en el mundo político y no sólo en el de la guerra.

En Taiwán, por ejemplo, la guerra de Rusia contra Ucrania está despertando la conciencia de que algo similar podría pasarles a ellos. Y así crece, dicen los analistas, una identidad nacional propia.

El tema de la inflación estimula la gran preocupación por la situación del salario mínimo que para muchos es pilar fundamental del modelo social francés. Esa preocupación se extiende al tema pensional. Y así en otros asuntos como la vivienda, el papel de los informantes en la administración de justicia, o la situación de las personas de la tercera edad afectadas por el desempleo o la desvalorización de sus pensiones o las dificultades en el sistema de salud.

Estos y otros datos muestran que la tarea de gobernar se hace cada vez más difícil por el efecto terrible del uso de las armas, por los cambios sociales, por la nueva situación de la economía, por factores demográficos, por el comportamiento electoral.

Estamos viviendo en un mundo muy diferente del que conocíamos hace pocos años atrás. Y no terminamos de entenderlo, mucho menos de lidiar con él. Ni los ciudadanos ni sus dirigentes. El papel de la formación educativa está ahí a la espera de nuevas concepciones que le permitan responder apropiadamente a un contexto que sigue sorprendiendo con cambios de muy diverso orden, ¡los tecnológicos ni los mencionemos!

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