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Crisis en Estados Unidos

La 'Era de la incertidumbre' afecta a todo el universo. Y, sobra decirlo, a Estados Unidos… y ahí vamos nosotros.

30 de septiembre de 2022 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Para Colombia lo que ha venido ocurriendo en Estados Unidos en los últimos años, tiene una honda significación. Es que hemos sido muy buenos amigos durante más de doscientos años. Un dato histórico que está muy bien recogido en el excelente libro bilingüe que promovió con éxito el entonces embajador Juan Carlos Pinzón y que, producto de varias personas, fue muy bien coordinado por Silvia Dangond Uribe.

Este feliz bicentenario coincide con un momento que la Revista Foreign Affairs, en su edición centenaria denomina ‘La Era de la incertidumbre' (septiembre-octubre, 2022). Su director recuerda lo que fue el argumento central del primer ensayo publicado en la Revista, que estima tan vital hace cien años como ahora: “Que una buena política exterior exige un debate profundo, abierto y amplio”

La 'Era de la incertidumbre' afecta a todo el universo. Y, sobra decirlo, a Estados Unidos… y ahí vamos nosotros. No obstante gestos de uno y otro lado, los factores que alimentan la incertidumbre son varios y complejos. Ojalá que esa amistad -mucho más que esas relaciones bicentenarias- se mantenga y se fortalezca. Es de mutuo beneficio.

Así como en los círculos dirigentes de Estados Unidos preocupa el tema de las guerrillas o del negocio criminal de las drogas, o las circunstancias que no facilitan un mayor crecimiento de nuestra economía, a nosotros nos debe preocupar la crisis que está experimentando la democracia en los Estados Unidos, sin duda otra expresión de la crisis de la democracia liberal en el mundo.

Voy a recoger algunas informaciones que con gran despliegue publicó el New York Times en su edición del 18 de septiembre pasado, con destacado titular en la primera página y, luego, cuatro páginas interiores.

La dimensión del informe ya le indica al lector más desprevenido que el tema es de real gravedad. No se pasan por alto eventos que han tenido ocurrencia desde la época de la Gran Depresión. Un largo trecho hasta llegar a nuestros días. El tema central: la actitud de la mayoría de los miembros del partido Republicano que se niega a aceptar el resultado de las elecciones que eligieron a Biden y continúan defendiendo comportamientos que son materia de investigaciones de carácter penal.
Se registran actitudes que se han venido materializando en intentos sistemáticos para manipular el sistema electoral en favor de las ambiciones del partido Republicano. Son varias prácticas, algunas de ellas reviven procedimientos que se daban por superados como el rediseño tortuoso de los distritos electorales. La geografía electoral, un tema central para la limpieza del proceso democrático.

Sobresalen diseños constitucionales que han creado una desigualdad notoria en el funcionamiento del sistema político, como la asignación de dos senadores para cada Estado, lo cual redunda, dada la evolución demográfica, en ventaja para los republicanos en el proceso de formulación de políticas públicas en el Congreso y, ¡quién lo creyera!, en la composición de la Corte Suprema de Justicia, y, es inescapable, en sus decisiones.

Se dice que hay una desconexión entre esas políticas, entre la jurisprudencia y el sentimiento de las mayorías. Así se ha ido generando una polarización cultural, política, religiosa. Se citan encuestas que revelan que el 69% cree que la democracia americana está en riesgo de colapsar. Analistas afirman que ¡el partido Republicano no está comprometido con la democracia! Son palabras mayores.

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