¿Hasta cuándo?

Al estrangular tributariamente a la gallina de los huevos de oro, esta reforma relega a Colombia a la cola de los países de interés para ellas.

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15 de nov de 2022, 11:50 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 04:53 a. m.

No me gustan las novelas de terror y, por eso, nunca les gasto tiempo a los borradores de las innumerables reformas tributarias con las que nuestros gobernantes nos agobian. Basta con el resultado final del turbio proceso de aprobación de cualquiera de ellas para tener con qué asustarse.

La versión final de la reforma que acaba de aprobarse, posiblemente la peor concebida y más inoportuna de las 22 que nos han clavado en los últimos 32 años, es suficientemente horripilante para alegrarse de no haber leído sus borradores. Aunque de ella pudiera decirse que es totalmente democrática porque dañará severamente a todos los colombianos, desde los más pobres hasta los más pudientes, su faceta más preocupante es su brutal ataque al sector energético.

La producción de hidrocarburos es un negocio mundial, y las gigantescas multinacionales que están en él dirigen su capital y esfuerzo hacia los países que les son más redituables. Al estrangular tributariamente a la gallina de los huevos de oro, esta reforma relega a Colombia a la cola de los países de interés para ellas. Ya no se tratará de permisos o no permisos para explorar sino del desinterés por parte de quienes tienen el capital y los conocimientos para hacerlo. Que una ministra haga gala de virginal ignorancia sobre el tema no tiene la trascendencia de la dura realidad de una torpe tributación que puede hacer inviable el negocio.

Es obvio el efecto del deterioro a corto plazo de la producción de hidrocarburos en un país en el que el petróleo constituye el 40% de las exportaciones, el 20% de la inversión externa y cerca del 20% de los ingresos fiscales. Es claro que el grave desmedro de nuestra balanza cambiaria está a la vuelta de la esquina, y los inversionistas extranjeros no son ciegos. Por eso, así suba, lo más barato que habrá en el futuro en Colombia será el dólar.

Y por eso, la pregunta es ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo nos seguirán imponiendo a los colombianos reformas tributarias, cada vez más desatinadas, con el cuento de que aquí se pagan muy pocos impuestos?
Esta reforma era totalmente innecesaria, dado el acelerado crecimiento del ingreso tributario fruto de la reforma de 2019 y, particularmente, la factura electrónica. El recaudo tributario en los primeros tres trimestres de 2022 ya superó al de todo 2021, y el total de 2022 excederá $230 billones. Esto es $43 billones y $32 billones por encima del estimado original y del estimado ajustado para el año, respectivamente.

Los ingresos tributarios crecerán este año cerca del 36% sobre 2021. Asumiendo que esta dinámica se reduzca a la mitad y el crecimiento en 2023 sea apenas del 18%, el recaudo superará $270 billones en 2023. Al adicionar los $20 billones de la recién aprobada reforma, se llevará el ingreso tributario total de 2023 a más de $290 billones. Esto equivale a 22,5% del PIB colombiano de $1.287 millones proyectado para 2023 por el Banco Mundial, cifra que supera en casi un punto al porcentaje promedio de tributación de los países latinoamericanos, estimado en 21,8%.

Y por eso la pregunta: ¿hasta cuándo? En un país que ocupa el puesto 126 entre 140 en el capítulo de tasa impositiva total del Reporte Global de Competitividad, ¿hasta cuándo se seguirá bloqueando el desarrollo de Colombia aumentando la desaforada transferencia de recursos del sector productivo a un Estado cada vez más inflado, ineficiente y corrupto?

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