El Valle del Cauca hacia el futuro

El Valle del Cauca es una de las zonas más dinámicas y productivas de Colombia. Tiene las herramientas necesarias para posicionarse como líder en desarrollo sostenible, innovación y cohesión social en los próximos 20 años, gracias a una economía diversificada, un tejido empresarial robusto y una sociedad resiliente. Sin embargo, esto requerirá un esfuerzo colectivo, una visión compartida y una determinación firme de todos los involucrados.

Según el Dane, el Valle del Cauca contribuye en promedio con el 10% del PIB nacional (aunque en 2022 tuvimos un leve descenso al 9,6%), siendo el tercer departamento más importante en términos económicos de Colombia. No obstante, la tasa de desempleo en la región se situó en 2022 en el 13,2%, superior al promedio nacional, lo que resalta la necesidad de crear estrategias enfocadas en la generación de empleo.

En este sentido, el fomento del emprendimiento y la consolidación del tejido empresarial son cruciales. Según Invest Pacific, la región ha atraído más de 161 proyectos de inversión extranjera directa en la última década, generando más de 18.800 empleos. Esto demuestra el potencial del Valle del Cauca para atraer inversión y crear oportunidades laborales. No obstante, es imperativo fortalecer las pequeñas y medianas empresas, que representan el 90% del tejido empresarial y son la principal fuente de empleo. Para lograrlo, es necesario impulsar programas de capacitación y acceso a financiamiento, promover la formalización y fomentar la adopción de tecnología y prácticas innovadoras. Además, el departamento debe aprovechar su posición estratégica como plataforma logística y de exportación, potenciando sectores como la agroindustria, la manufactura y los servicios.

En el ámbito social, el Valle del Cauca enfrenta desafíos significativos. La tasa de pobreza multidimensional aumentó de un 8,6% en 2021 a un 9,7% en 2022 en el Valle. Para revertir esta situación, es crucial invertir en educación, salud y vivienda, garantizando el acceso a servicios básicos de calidad para todos los habitantes. En este sentido, es fundamental trabajar en conjunto con el sector privado y la sociedad civil, promoviendo programas de responsabilidad social y desarrollo sostenible.

La educación es otro pilar fundamental. Aunque el departamento cuenta con varias universidades de prestigio, es necesario fortalecer la calidad educativa y vincularla con las necesidades del sector productivo. Esto implica impulsar la educación técnica y tecnológica, fomentar la investigación y la innovación, y promover la formación en áreas estratégicas para el desarrollo de la región. Además, en educación básica y media seguimos estando muy por debajo de otros departamentos, de acuerdo al Índice Departamental de Competitividad 2023. Las fallas en calidad en la educación básica y media constituyen una fuerte debilidad de nuestras futuras generaciones y un tema que, tristemente, no está generando la conversación en profundidad que requerimos para todo el país.

En otras palabras, el próximo gobernador del Valle del Cauca tiene ante sí un desafío de grandes proporciones, pero también la oportunidad histórica de liderar una transformación integral que marque el camino hacia un futuro más próspero y justo para toda la región. Por tal motivo, debemos como ciudadanos ser muy cuidadosos en la escogencia de nuestro próximo mandatario regional. La Gobernación administrará su presupuesto departamental, sumada a una inversión importante en regalías y, con el recientemente aprobado Presupuesto General de la Nación, contará también con un apoyo adicional de $4,3 billones de pesos en inversión para el 2024, que deberá gestionar eficientemente con el gobierno nacional. El Valle del Cauca tiene ante sí el reto y la oportunidad de transformarse en una región más próspera, equitativa y sostenible. Trabajando unidos, y con una visión clara de futuro, podremos dignificar al Valle del Cauca y convertirlo en un modelo de desarrollo para Colombia y la región.