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Histórico ascenso

Es un hecho que a mayor educación de la mujer mayor será su acceso en los altos ámbitos políticos.

25 de noviembre de 2018 Por: Claudia Blum

Al menos 113 mujeres demócratas y republicanas ocuparán escaños en la Cámara y el Senado de Estados Unidos a partir de enero de 2019. Candidatas audaces que han logrado una representación récord del 22% en ese Congreso.

Este histórico ascenso refleja una nueva actitud en líderes y votantes del país del norte que anhelan cambios en un período de divisiones y debates álgidos en temas como la represión a los inmigrantes, la discriminación por religión, género, raza y otras condiciones, y las consecuencias de la venta indiscriminada de armas.

En ese contexto, la elección de pioneras en varios frentes no fue cuestión de suerte, sino de liderazgo, trabajo, responsabilidad y resultados. Ahí está el ejemplo de Alexandria Ocasio-Cortez, latina de 29 años que será la legisladora más joven en la historia de Washington. O el de Silvia García y Verónica Escobar, las dos primeras latinas elegidas por Texas en 175 años. Y las primeras musulmanas que llegan al Capitolio, Rashida Tlaib -hija de palestinos- e Ilhan Omar -refugiada somalí-. O la primera congresista afroamericana de Massachussets, Ayanna Pressley, las legisladoras indígenas Deb Haaland y Sharice Davids -ésta, además, de la comunidad Lgbti- y la primera senadora del conservador estado de Tennessee, Marsha Blackburn. Así mismo en el congreso estatal de Nueva York, varias líderes de origen colombiano fueron elegidas.

Es una generación que decidió actuar porque no se siente representada por los políticos tradicionales. Que quiere desmontar el mito del ‘no se puede’ y que incursiona en la política ratificando que allí también es posible guardar equilibrio entre trabajo y familia, como en cualquier otro ámbito profesional.

En el mundo, la participación más activa de la mujer en la política fue posible desde que se reconoció su derecho al voto. Han sido 125 años de un camino pedregoso, que ha requerido mucho activismo, desde que Nueva Zelanda aprobó el voto femenino en 1893. Estados Unidos lo adoptó en 1920. Colombia fue uno de los países tardíos en Suramérica (1957), Suiza estuvo rezagado en Europa (1971) y Arabia Saudita apenas lo hizo en 2015.

En 1995, la Conferencia de la ONU sobre la Mujer realizada en Beijing aprobó un programa de acción mundial para potenciar su papel y acabar escollos que han impedido su aporte en los espacios de dirección. Si bien en varios sectores privados, económicos y sociales ese liderazgo de la mujer avanza notablemente, en la política el ritmo ha sido más lento. Hay un progreso evidente en Europa Occidental, un avance moderado en las Américas y África, y un persistente rezago en Europa Oriental, países asiáticos y en los Estados árabes.

Aun así, el camino sigue abriéndose, incluso en Colombia. Es un hecho que a mayor educación de la mujer mayor será su acceso en los altos ámbitos políticos. Al igual que los cambios tecnológicos de las comunicaciones contribuyen a divulgar sus logros en la política en todas las latitudes, lo que ayuda a transformar de manera positiva los intereses y metas de las jóvenes y a disminuir los prejuicios de electores. Ante todo, las familias y la sociedad tienen que seguir empoderando a las niñas para que desarrollen todo su potencial y, como adultas, participen sin temor y sin barreras en la política. Para que luchen por sus derechos y objetivos, se sientan capaces de llegar donde se propongan, y aporten aún más en la conducción y desarrollo de los países.