El momento de la Justicia

Mientras en Colombia la autonomía del legislativo no se garantice, la Rama Judicial quedará como instancia de control máximo que permita vigilar el equilibrio de poderes

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11 de mar de 2023, 11:30 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 03:05 a. m.

La separación de poderes es siempre una garantía de la libertad, la estabilidad política y la prevalencia del bien común. El equilibrio entre ramas del Estado es esencial para frenar cualquier extralimitación o decisión que se salga de los marcos constitucionales. Colombia ha construido a lo largo de su historia una institucionalidad democrática, pero esta es imperfecta.

El confuso momento que atravesamos hace difícil asimilar la magnitud de las noticias que nos atropellan, asociadas a persistentes debilidades de nuestro Estado. No se trata solo de los escándalos sobre posibles hechos de corrupción que se extienden en el nivel nacional y territorial.

Las informaciones diarias también hacen evidente que tenemos un Congreso con una autonomía debilitada, debido al clientelismo en que está inmerso, la falta de identidad programática de los partidos, la ausencia de una oposición sólida, así como las presiones de protestas convocadas por sectores del Gobierno.

En este contexto, la función de la Rama Judicial cobra significado vital y, aunque no se ha mencionado tanto en la coyuntura actual debido a las distintas controversias que ocupan al país, la Justicia está llamada a jugar un papel protagónico en la separación de poderes, como parte del sistema de controles y contrapesos que se requieren para la prevalencia del marco democrático. Cuando Colombia atraviesa un espinoso período en el que pareciera que todo se estuviera desbarajustando, la Rama Judicial debe ser garante de la supremacía de la Constitución.

Hechos recientes que no han tenido la suficiente visibilidad, ya lo pueden indicar. Entre ellos, la reciente decisión unánime de la Corte Constitucional que le permitiría excepcionalmente suspender la aplicación de una ley aprobada, sin tener que esperar a culminar el prolongado estudio de las demandas correspondientes. Esto ocurriría cuando la norma sea abiertamente incompatible con la Carta Magna y pueda producir efectos irremediables, y no haya otro mecanismo de protección. Este histórico fallo nos pone a nivel de otras democracias del mundo y a la Corte como una instancia de salvaguarda ante marcos normativos que pudieran resultar arbitrarios.

Al mismo tiempo, es de resaltar la determinación de una sala del Consejo de Estado que suspendió temporalmente el Decreto 227 que definía medidas regulatorias sobre servicios públicos domiciliarios, incluido su régimen tarifario. A pesar de las advertencias de varios sectores nacionales, se trata de un Decreto que no se ajustaría a marcos legales y constitucionales.

En el asunto de la paz total y de las leyes que de allí se desprendan, la Fiscalía y la jurisdicción penal de igual manera deberán ejercer un papel primordial para analizar a fondo las conductas delictivas y la aplicación caso a caso de los beneficios que se anuncian para distintas organizaciones criminales, sin afectar los derechos de las víctimas y los objetivos de la convivencia, la seguridad ciudadana y la lucha contra el crimen transnacional.

Los anteriores son solo algunos ejemplos de cómo la Justicia puede actuar para fortalecer la democracia. Importante además que el Ejecutivo sea capaz de liderar al país hacia mejores destinos enmarcados en la conveniencia nacional y la Constitución, y que el legislativo actúe con libertad en sus discusiones y decisiones sin abrir espacios a la interferencia de otras ramas, y fundamental que la justicia demuestre que es eficaz, independiente e imparcial.

Mientras en Colombia la autonomía del legislativo no se garantice, la Rama Judicial quedará como instancia de control máximo que permita vigilar el equilibrio de poderes y la prevalencia de la Carta Política. Si el país observa que ese contrapeso funciona, en las múltiples reformas legales que estudiará el Congreso en estos meses, sería posible esperar resultados más balanceadas, que surjan de espacios amplios para el debate. La Justicia tiene hoy un papel determinante, y sus decisiones frente a temas específicos y otros de impacto general demostrarán que tan sólida es nuestra maltratada democracia.

Psicóloga de la Universidad del Valle con Maestría en Ciencia Política de la Universidad Javeriana, Estudios en Negociación de Conflictos, Mediación y Asuntos Internacionales. Columnista, concejal de Cali durante 2 períodos y senadora de la República durante 16 años. Presidenta del Congreso de la República, Ex embajadora de Colombia ante las Naciones Unidas, Ex ministra de Relaciones Exteriores.

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