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¿Tendremos Gobernador?

Digo, un gobernador como Dios manda. O sea que tenga la autoridad...

25 de mayo de 2012 Por: Carlos Jiménez

Digo, un gobernador como Dios manda. O sea que tenga la autoridad y el suficiente respaldo ciudadano como para no estar sometido a los vaivenes cada vez más bruscos de la política local y menos a los caprichos del centralismo bogotano, que lleva una década o más inmiscuyéndose en nuestros asuntos con una desfachatez que no es capaz de exhibir en otras regiones del país y menos que menos en Antioquia. Allí nunca les ha pasado lo de un gobierno nacional interviniendo a las empresas públicas indefinidamente ni les han invalidado gobernadores cada dos por tres porque tienen el suficiente peso político, económico y cultural como para que Bogotá los respete. E inclusive, para que actúe claramente a favor de sus intereses regionales, como lo ha hecho con la ‘nacionalización’ del Metro de Medellín, el más caro del que se tenga noticia en el mundo, y cuyas exorbitantes deudas estamos ahora pagando todos los colombianos, hasta los que viven en Puerto Leticia. Cierto, los vallecaucanos tenemos buena parte de culpa porque nos hemos dejado hacer de Bogotá lo que le ha venido en gana por culpa de nuestra desunión y falta de liderazgo político. Nuestros dirigentes, con honrosas excepciones, no han dado la talla, víctimas de sus propias maquinaciones electorales y sobre todo de una interpretación escuálida de sus deberes y derechos políticos que yo he calificado repetidamente de propia de ‘inspectores Tránsito y de Policía’, dicho con todo respeto a quienes lo son o lo eran y cumplían honradamente con su limitado pero imprescindible papel. Pero ser líder político es otra cosa. Es pensar en grande y actuar con audacia para movilizar políticamente a toda la ciudadanía -y no sólo a la que ha votado por él- en torno a metas y estrategias políticas de gran alcance. Que son las que estamos reclamando urgentemente para salir de un marasmo que ya se prolonga demasiado. Yo he insistido mucho en esta columna en la Iniciativa ASA, de la que puede decirse cualquier cosa menos que no sea ambiciosa. Y seguiré insistiendo en ella, aunque ninguno de los actuales candidatos a la Gobernación la incluya en su programa. Por ahora me conformo con que alguno o todos– declaren su disposición a promover la formación de la Región del Andén Pacífico, integrando al Valle con Chocó, Cauca y Nariño. Sería una buena señal de que empezamos a pensar en grande y enviaría a Bogotá el mensaje de que no puede seguir ‘ninguneándonos’ impunemente.

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