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La deuda

Habrían de pasar años antes de que un viraje radical en mi vida me llevara a dedicarme a la historia y la crítica de arte en Europa

14 de octubre de 2021 Por: Vicky Perea García

'El santo, el militante y el artista' es el título del libro mío que esta semana sale de imprenta y la próxima se pone a la venta en la Feria del Libro de Cali. Aunque todavía tiene la tinta fresca es en realidad un libro muy antiguo, la respuesta tardía a la insatisfacción conmigo mismo que me dejó una reunión con los jesuitas del Cinep y que por muchos años permaneció latente hasta que la escritura de este libro me permitió librarme de ella. Saldar una deuda pendiente.

Era Bogotá, eran los años 70 del siglo pasado, y yo era el militante imberbe de una de las sectas socialistas que florecieron en esos años, a quién la dirección de la misma encomendó la tarea de acudir a una reunión que los jesuitas habían pedido con el fin de saber qué pensábamos de la religión. Yo, que entonces sumaba a la arrogancia de la juventud la del sectarismo, no maticé mi ateísmo ni siquiera por el respeto debido a quienes si lo habían mostrado pidiéndonos dicha reunión. Les espete que era ateo como mis compañeros y que cuando asaltáramos el poder desde allí propagaríamos el ateísmo.

Me escucharon en silencio, hicieron algunas preguntas y dieron por terminada la reunión cuando comprobaron que yo ya no hacía más que repetir consignas. Apenas salí me hirió sin embargo la sospecha de haber metido gravemente la pata hablando como un loro, incapaz de razonar mis palabras y menos aún de captar la importancia del diálogo que generosamente se nos había ofrecido.
Habrían de pasar años antes de que un viraje radical en mi vida me llevara a dedicarme a la historia y la crítica de arte en Europa y por lo tanto a enfrentarme a la tarea de conocer a profundidad la obra de los artistas que fui encontrando en el camino. Entonces descubrí que si quería entender a cabalidad lo que muchos de ellos hacían no podía separar radicalmente su obra de su fe y sus convicciones más sólidas. Que estas no eran meras opiniones y menos aún un añadido espurio a su tarea artística sino por el contrario motivos decisivos de la misma.

Fue así que (re) descubrí la enorme importancia de la religión descubriendo la importancia que la misma tenía en las obras de tantos artistas. Mi libro reúne cuatro ensayos, tres de los cuales están dedicados a artistas a los que mucho admiro: el español Darío Corbeira, el alemán Joseph Beuys y el cubano José Bedia. Ellos encarnan tres maneras tan distintas como fecundas de relacionarse con la religión.

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