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El canal seco

En las últimas semanas se han producido en Cali a tres debates...

21 de junio de 2013 Por: Carlos Jiménez

En las últimas semanas se han producido en Cali a tres debates muy interesantes porque refieren a su futuro, o sea a la posibilidad de superar el marasmo en el que se encuentra desde hace demasiado tiempo se encuentra la ciudad, y del que no creo que nos saque otra vez la opción deportiva, como se supone que en su día lo hicieron los juegos panamericanos de 1971(¿). El primer debate al que me refiero se ha dado torno al proyecto de carretera destinada a unir al Valle con Cartagena. El segundo refiere a la doble calzada entre Cali y/o Buga y Buenaventura y - el tercero - el dedicado al POT de Cali, que es el que está resultando más encarnizado y en el que se contraponen ásperamente las posiciones de Juan Manuel Garcés y las del equipo que ha redactado la versión que defiende la alcaldía, del que hace parte una ambientalista tan solvente como Dafna Camila Ángel.Hoy me voy a centrar, sin embargo, en la cuestión del enlace entre Buenaventura y Cali en el que quiero participar afirmando que esa conexión debería ser antes que automotriz ferroviaria. En primer lugar porque el camión es, en definitiva, menos eficiente en el transporte masivo de carga que el ferrocarril y, además, es mucho menos contaminante que el camión por su eficiencia y porque puede utilizar energía hidroeléctrica y - potencialmente - la eólica y la solar. Y en segundo lugar, aunque no menos importante, porque una línea férrea de especificaciones técnicas y de tracción y equipamiento móvil verdaderamente moderno entre Buenaventura y Cartagena, puede convertirse en una razonable alternativa a un nuevo canal transoceánico, cuya construcción ha sido concedida por el parlamento nicaragüense a un importante inversionista chino. Cierto, uno puede salirse de la ropa y ponerse a chillar en contra del neo imperialismo chino o, por el contrario, asumir que ese proyecto es simplemente la demostración de que el imparable crecimiento del tráfico comercial entre el Atlántico y el Pacífico sobrepasa las posibilidades presentes y futuras del canal de Panamá. Y que si el futuro canal de Nicaragua es una alternativa. También puede serlo un canal seco, un canal ferroviario, que comunique a Buenaventura y Cartagena. Con zonas libres en cada extremo y con una eficiencia que bien puede garantizarse con un trazado que siga el curso del río Cauca y no tenga la obligación de remontar las alturas que dan acceso del valle de Aburrá. Como seguramente pretenderían los paisas.

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