Una vida plena

Enero 21, 2023 - 11:25 p. m. 2023-01-21 Por: Carlos E. Climent

Entre las personas equilibradas que gozan de una buena salud mental y física y que no están agobiadas en lo personal o profesional por circunstancias negativas, las que disfrutan de una vida más plena son las que tienen actitudes y conductas que las blindan contra los factores externos destructivos.

Reconocen oportunamente que hay personas y circunstancias que no se pueden cambiar. Por tanto, aceptan esa realidad y no se desgastan en discusiones inútiles.

Protegen con celo su frente interno (su familia nuclear) y no permiten que el frente externo (la familia extendida, lo social, lo académico o lo laboral) los acapare o altere su equilibrio.

Son capaces de poner distancia no solo de las infaltables noticias provocadoras, pesimistas y desalentadoras en los frentes económicos, políticos y sociales, a todos los niveles, sino de las circunstancias desapacibles más cercanas.

Entienden que el ser agradecidos es energía positiva, razón por la cual no se ahorran una palabra de agradecimiento cuando corresponde.
Reconocen su responsabilidad cuando han cometido un error, pero logran superar los sentimientos de culpa injustificados, con lo cual se ahorran mucho sufrimiento.

Sin estar necesariamente vinculados a una religión, son respetuosos de todas las creencias religiosas.

Su vida es un ejemplo de rectitud y mantienen un equilibrio entre la espiritualidad y el hedonismo.

Disfrutan de la conversación con sentido en la cual se le da valor al afecto y a la amistad, en espacios alejados del ruido, de las ambiciones y del afán de diversión indiscriminada. De esa forma, y en la medida de lo posible, evitan la banalidad.

Tienen interlocutores y allegados con quienes se puede dialogar para llegar al fondo de las cosas.

Son personas desprendidas que entienden que la manera más gratificante de vivir es siendo generosos con quien se lo merece, pero también dedicando tiempo, dentro de las posibilidades de cada cual a conservar el bien común.

Tanto en lo interpersonal como en el ejercicio de su profesión, entienden que la bondad es el mejor de los negocios.

Respetan y admiran el paso de los años en aquellos que han logrado llegar íntegros a una edad avanzada. Aceptan que los viejos pueden ser libros de historia sobre la vida que vale la pena estudiar con detenimiento. También, porque a pesar del envejecimiento pueden ser las personas más indicadas por la experiencia vital que brindan los años, para encontrar los balances más justos en situaciones difíciles.

Entienden que los años vienen acompañados de muchas limitaciones, y si se cuenta con suerte, también de paciencia, mesura y (para algunos privilegiados) sabiduría.

Dedican tiempo a los placeres sencillos de la vida como caminar plácidamente, o hacer ejercicio moderado sin extenuarse. Pero también a leer, a reflexionar y a meditar, lo cual les abre la posibilidad de descubrir y disfrutar mundos interesantes fuera, y potencialidades desconocidas dentro de cada cual.

Finalmente, ¡nunca se olvidan de sonreír!

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