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SALUD MENTAL

La dificultad para desenmascarar al sociópata

Una de cada 23 personas tiene rasgos sociopáticos.

1 de mayo de 2021 Por: Carlos E. Climent

Las razones de la gran dificultad para desenmascarar al sociópata se pueden clasificar, en aras de la simplicidad, en dos grandes grupos. El primero, que se discute en este escrito, corresponde a las características de la personalidad del sociópata. El segundo, que se describirá próximamente, describe ejemplos de la forma como la sociedad oculta al sociópata.

El sociópata tiene algunas características personales que le permiten no solo lograr sus objetivos sino evitarle el revelar su verdadera naturaleza, siempre destructiva. Esto ocurre especialmente cuando interactúa con personas que carecen de la información adecuada.

El verdadero sociópata no se deja descubrir fácilmente, razón por la cual es preciso ilustrarse para desenmascararlo merced al conocimiento de algunos de sus rasgos de personalidad. Por ejemplo:

Su gran habilidad para camuflarse, ya sea detrás de presentaciones atractivas tales como simpatía, zalamería y amabilidad exageradas; o detrás de presentaciones inofensivas como “la persona pura con las mejores intenciones”, “la sufrida víctima de injustas circunstancias”, “el abnegado servidor público” o “la madre sacrificada”, entre muchas otras.

El disimulo con el que actúa en todas las circunstancias de la vida, desde lo personal hasta lo social en sus infinitos contextos, característica que le permite no revelar sus verdaderas características.

La insensibilidad ante las necesidades o el sufrimiento de los demás hace que este personaje no quiera a nadie, ni sufra por nada.

La capacidad enorme de seducción y fingimiento lo hacen muy efectivo para poner de su lado a los ingenuos que no conocen la verdadera historia.

La hipocresía, sin barreras morales, del maestro de la manipulación y del mentiroso compulsivo, lo convierten en un interlocutor difícil de neutralizar.

La incapacidad de aceptar críticas que, cuando ocurren, se encarga de rechazar con agresiva vehemencia y que hace que nadie quiera enfrentarlo.

El irrespeto de normas y leyes que le permite pasar por encima de quien se le atraviese en su camino.

Su capacidad de intimidación aunada a su habilidad para la intriga y la amenaza, lo que le da mayor efectividad en su accionar. Y cuando logra asociarse al poder corrupto, su desvergüenza e inmoralidad lo hacen un personaje peligroso capaz de cualquier represalia.

La capacidad de convicción que le permite persuadir con sus argumentos a cualquier interlocutor desinformado a través de un discurso impactante y con objetivos que siempre le son favorables.

Incrementa aún más la dificultad para desenmascararlo la enorme habilidad del sociópata para elegir a sus socios, parejas o allegados. Pues invariablemente los escoge ingenuos, necesitados, sugestionables, débiles o asustadizos, con lo cual calculadamente se consigue personas a su alrededor que no solamente no ven la realidad, sino que se convierten en sus protectores.

Los allegados al sociópata siempre se sienten incómodos cuando lo tienen cerca, sospechan algo de su conducta, pero no pueden precisar la razón de su malestar, lo cual hace que pase mucho tiempo sin que se logre una identificación plena de sus características.

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