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Deterioro de la salud asociado al Covid 19

Los expertos estiman que un año de cierre escolar equivale a un año de educación perdida.

28 de mayo de 2022 Por: Vicky Perea García

Las consecuencias negativas sobre la salud física y el equilibrio emocional, en la población general pero especialmente entre niños y adolescentes, asociadas a la pandemia se han ido aclarando gracias a diversas estadísticas provenientes de algunos países desarrollados como Estados Unidos de América, Gran Bretaña y otros países europeos.

El encierro ocasionado por la pandemia (educación virtual, aislamiento social, disminución de las actividades físicas, rutinas alteradas, aumento del estrés y nutrición inadecuada), ha aumentado la obesidad entre niños y adolescentes y ha contribuido al agravamiento de otros índices de deterioro tanto físicos como emocionales.

Además de que las cifras de depresión y ansiedad se han duplicado en todo el mundo occidental (Global Burden Of Diseases) a raíz de la pandemia, la drogadicción en general y el abuso del fentanilo, las metanfetaminas y la cocaína en particular, se ha convertido en una epidemia para adolescentes y adultos. En los Estados Unidos de América durante el año de 2021 se reportaron más de 107,000 muertes asociadas al abuso de estas últimas.

Hay una disminución de la habilidad para focalizar y manejar abstracciones complejas y una mayor incapacidad para mantener la concentración. El coeficiente intelectual de los niños en varios países ha disminuido de una manera preocupante, probablemente asociado a la educación virtual y al uso cada vez más frecuente del internet, las pantallas y los teléfonos móviles. La buena noticia es que estos daños son recuperables en la medida que se instauran medidas correctivas.

El análisis de estas cifras permite, para aquellos países en los cuales el impacto de esta plaga no ha sido (aún) tan notorio, hacer intervenciones para aliviar el daño causado, al tiempo que se prepara el terreno en caso de futuros recrudecimientos de los contagios por las nuevas cepas del virus que ya han hecho su aparición en otras regiones.

El objetivo es atender las necesidades para que los más jóvenes no se vean tan afectados por la obesidad, la depresión, la angustia y la adicción a las drogas y a las pantallas. De igual manera para que preserven sus habilidades cognitivas y estén en mejores condiciones para enfrentar los conflictos futuros. Para ello los padres y adultos responsables de la formación de los menores deben:

*Defender y promover las actividades educativas y deportivas presenciales.

*Establecer rutinas efectivas para disminuir el contacto de los jóvenes con las pantallas, fomentando, por ejemplo, planes cotidianos de ejercicio y el hábito de la lectura.

*Estimular la socialización basada en el contacto personal y las actividades de grupo constructivas.

*Tener como prioridad una alimentación balanceada.

*Ejercer una vigilancia estricta al respecto del consumo de alcohol y otras drogas de abuso.

*Reconocer que el adecuado desarrollo físico-emocional-cognitivo de los jóvenes depende prioritariamente de sus mayores. Pues el estado, las instituciones educativas y la sociedad en general, solamente lo complementan.

*Incomodarse, disciplinarse y tener presente que el medio educativo por excelencia es el buen ejemplo a seguir, que prevalece en el seno de una familia afectuosa. En ella se promueven los valores fundamentales de la responsabilidad y la decencia, independientemente de las presiones externas.

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