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Un tremendo paso en falso

El miércoles el revuelo en redes sociales fue monumental a raíz del nombramiento de Juan Carlos López como nuevo director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) por parte del Presidente.

3 de agosto de 2017 Por: Carlina Toledo Patterson

El miércoles el revuelo en redes sociales fue monumental a raíz del nombramiento de Juan Carlos López como nuevo director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) por parte del Presidente. Francamente no es para menos, porque de haber aceptado López el cargo, hubiera sido un gigantesco paso en falso del Gobierno.

Lo inusual del asunto fue que reconocidos comentaristas deportivos opinaran acerca de una movida política de la manera tan vehemente como lo hicieron. Era lo obvio, porque en su mundo, el señor López es considerado uno de los peores dirigentes que haya podido tener un equipo de fútbol colombiano en toda la historia. En su currículum tiene nada más y nada menos el hecho de haber quebrado a Millonarios y estar a punto de conducirlo a su liquidación. Tremenda referencia con la que iba a llegar el señor López a una entidad que en 2016 manejó un presupuesto de inversiones de aproximadamente $5.2 billones de pesos.

La pregunta del millón es por qué al Presidente siquiera se le ocurrió que una persona con semejante mácula en su hoja de vida pudiese dirigir semejante presupuesto hacia proyectos que generen beneficios reales para los niños de Colombia.

Quien dirija el Icbf tiene que estar pensando en construcción y adecuación de la infraestructura para su operación a nivel nacional; en la implementación del plan estratégico de tecnología; en estrategias de comunicaciones para promover y fomentar la construcción de la cultura del cuidado de la niñez y la familia; en la movilización de los programas de primera infancia a nivel nacional, además de la implementación de programas de nutrición, protección y desde luego evaluación de todo lo anterior sobre la base de indicadores universales y nacionales.

Además de lo anterior, quien dirija al Icbf debe tener una verdadera sensibilidad e interés por el tema, porque infortunadamente, esto de la protección de derechos de niños y familias no es la bandera de todo el mundo.

Yo llevaba muchos años pensando que la niñez era una bandera del Presidente y que gracias a De Cero a Siempre, el programa de desarrollo para la primera infancia; a su enfoque en la calidad y el cubrimiento de la educación en todos los niveles; y al vuelco que él permitió que Cristina Plazas (actual directora del Icbf) le diera a la institución, esta área en particular era una por la cual iba a dejar huella este Gobierno. Podría haber acabado con todo esto con un plumazo solamente y lo más triste y censurable es que ese plumazo que quiso dar era con una prioridad 100% política y no en los mejores intereses de los niños de Colombia.

El Presidente está en todo su derecho de hacer cambios donde considere, pero que los haga bien hechos.

Cristina Plazas manejó al gremio de las madres comunitarias como ningún antecesor suyo fue capaz de hacerlo. Visibilizó, denunció y comenzó a desmantelar la corrupción que carcomía la institución desde adentro y afuera, le puso el pecho al problema eterno de muerte y desnutrición de niños indígenas y fue una aliada vehemente para quienes luchan por acabar con los abusos sexuales y físicos a los niños.

El Icbf necesita alguien con las competencias para manejar una institución de ese calibre que deja Cristina Plazas, pero también con los cojones para enfrentar a los políticos que quieren desangrarlo; con la gallardía para asumir la defensa de los niños y con la sensibilidad para llorar la muerte de un niño abusado y torturado.

Sigue en Twitter @CarlinaToledoP