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Vicepresidente

De los seis vicepresidentes de Samper, Pastrana, Uribe y Santos, se salvan uno o dos, los demás actuaron como ruedas sueltas.

17 de febrero de 2017 Por: Beatriz López

La figura del Vicepresidente, que surgió a partir de la Constitución del 91, durante la presidencia de César Gaviria y Juan Manuel Santos, como último Designado, ha sido más un motivo de controversias y deslealtades, que una fórmula eficaz para la conducción de los destinos del país en sana armonía. Por eso sugiero regresar a la enhiesta figura del Designado.

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De los seis vicepresidentes de Samper, Pastrana, Uribe y Santos, se salvan uno o dos, los demás actuaron como ruedas sueltas. Al principio no había claridad sobre cuáles eran sus funciones, a excepción de “reemplazo por falta temporal o absoluta”. Algunos se convirtieron en figuras decorativas, como Carlos Simonds, que reemplazó a Humberto de la Calle, cuando este renunció a raíz del proceso 8.000. Simonds asumió por una semana la Presidencia durante el atentado que sufrió Samper, y gozó de todos los privilegios pensionales, gracias a esa palomita.

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El único acto importante de Carlos Simonds como ‘Vice’, fue el banquete que celebraron en su Popayán nativa, para homenajearlo por su ascenso a la Presidencia de la República.

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Andrés Pastrana, al asumir el 7 de agosto de 1998, tuvo el acierto de escoger como vicepresidente a Gustavo Bell, historiador, abogado y periodista, nacido en Barranquilla y quien había sido Ministro de Defensa en el 94. Tenía perfil de estadista y supo manejar con criterio las crisis del periodo gris de Pastrana.

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Álvaro Uribe llegó al poder en el periodo 2002-2010. Y, si bien Pacho Santos jamás fue desleal como vicepresidente, ni traicionó el gran legado del Mesías, sí cometió deslices como aquel de sugerir choques eléctricos a los estudiantes revoltosos y otras lindezas, precisamente por tratar de interpretar el pensamiento de su jefe. Claro que Uribe no necesita compañero de fórmula, él solo se basta a sí mismo.

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Pero al que le ha ido peor es a Juan Manuel Santos, no solo con los dos vicepresidentes, sino con el expresidente Uribe que se convirtió en su más duro y pugnaz crítico. Angelino Garzón, comunicador social, exministro de Trabajo y exgobernador del Valle desempeñó el papel de ‘Vice’, como si estuviera en la oposición. Su agenda nunca fue paralela a la del Presidente. Parecía estar abonando el terreno para una futura candidatura presidencial. A veces coincidía más con las tesis de Uribe que con las de Santos.

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Sin embargo, como la autocrítica no es flor que cultiven nuestros políticos, Angelino le comentó a Vicky Dávila sobre su gran labor como defensor de los derechos humanos y convocatoria al diálogo social, para luego afirmar que Santos “hirió su alma” cuando, al anunciar la llegada de Vargas Lleras, dijo “ahora sí vamos a tener Vicepresidente”.

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Vargas Lleras le ha dado más dolores de cabeza que satisfacciones a Santos. Además de vicepresidente, fue premiado con el cargo de ministro de Vivienda con un oneroso presupuesto para construir vivienda social, carreteras y puentes, lo que ha producido gran escozor entre los que aspiran a lanzarse en el 2018. Vargas no ha sido solidario con Santos en el proceso de paz. En lugar de apoyarlo, se ha sumado en varias ocasiones a las críticas del CD.

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Es agresivo y casa peleas con otros ministros, especialmente con el de Hacienda, cuando osan tocarle el presupuesto o con la Canciller, porque no lo defiende después de alebrestar a los intocables vecinos venezolanos. Pero la gota que rebosó la copa fue su actitud en el reciente escándalo de Odebrechet, cuando el Fiscal lanzó la irresponsable versión, sin confirmar, de que a la campaña de Santos había entrado un soborno por US$1 millón. De inmediato se zafó y dijo que él nada tenía que ver con las platas de la campaña y que “caiga, quien caiga”.

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Voto por regresar a la figura del Designado. ¿Cómo no recordar al maestro Darío Echandía, Indalecio Liévano Aguirre, Víctor Mosquera Chaux o al inolvidable Rodrigo Lloreda?