El dilema es: Dios o el dinero

Con mucho acierto la Biblia afirma que “la raíz de todos los males es el dinero”. Este amor e idolatría al dinero despierta la codicia y la avaricia. El dinero no lo es todo en la vida, hoy los afanes de hombres y mujeres se orientan más al tener que al ser. Hay que comprender bien la enseñanza de Cristo en relación con los bienes materiales. Estos sirven para satisfacer nuestras necesidades de alimento, salud, educación, vivienda, recreación a nivel personal y familiar. Jesús de Nazaret presenta la jerarquía de valores con la imagen de dos jefes o amos al afirmar: “Nadie puede servir a dos amos porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no hará caso al segundo. No pueden servir a Dios y al dinero”.Este es el dilema de la vida del discípulo y discípula de Cristo. Hay el enfrentamiento ser o tener, hay una opción de vida ser más o tener más. Elegir a Dios como riqueza absoluta nos impulsa a servirle solo a Él y a no arrodillarnos ante el ídolo del dinero, “porque allí donde está tu tesoro allí estará tu corazón”, afirma Jesús. Si se elige el dinero como primera opción de la vida, la posesión, adquisición y disfrute de la riqueza material es lo absoluto y acapara toda la existencia.En una sociedad que idolatra el dinero y el bienestar material, como discípulos y discípulas de Cristo asumamos en serio, la opción de servir a Dios, confiando en su Providencia amorosa y gratuita de Padre. No vivamos una preocupación exagerada por la vida, por el alimento y el vestido. Cristo a ricos y a pobres nos recuerda que el Padre del cielo sabe que tenemos necesidad de todo eso. Con diligencia y trabajo honrado nos ganamos la vida y a la vez creamos que Dios nos ama, cuida y protege mucho más y mejor que una madre a su hijo. Discípulos y discípulas de Cristo “busquemos ante todo el Reino de Dios” en nosotros, seguros de que “todo lo demás se nos dará por añadidura”. ¿Qué eliges? ¿Dios o el dinero?